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Alberto Aja / Héctor Díaz

Reinosa sufre una pesadilla de agua y barro

La capital campurriana amaneció destrozada por unas inundaciones como ningún vecino recuerda tras una noche «horrible» de «impotencia» por las violentas crecidas del Híjar y del Ebro

Viernes, 20 de diciembre 2019

Si está leyendo esta crónica desde su casa mire a derecha e izquierda. Piense en todo lo que hay en los cajones. En el lugar donde guarda los papeles o en las fotos enmarcadas sobre la mesita de noche. En lo que tiene en los ... armarios. En su coche, tal vez aparcado en el garaje o en la acera, a pocos metros del portal. Piense, por un momento, que se va a dormir y que, al rato, descubre que ha perdido todo. Porque justo eso es lo que le pasó a Marta Gutiérrez, en el número 15 de la avenida La Naval. «Esta es mi casa. Bueno, era». O a Jesús Amo y Luz Divina Fernández, que ayer, a media mañana, se calentaban junto a una estufa en la cafetería del hotel Vejo. Tienen 91 años. Ella no dejaba de llorar y él, de repetir, «que buena es, que buena es». Viven –vivían, porque allí ahora no se puede vivir– en el número 31. Sus historias son las de la noche más fría en Reinosa. Fría, sí. Porque aquí están más acostumbrados a la nieve que en ninguna parte. Pero lo visto con la riada, con el Híjar y el Ebro desbordados y arrasando las calles a base de agua y barro, dejó helado el corazón del municipio. «Como esta vez yo no lo había visto nunca». Esa fue, posiblemente, la frase más repetida ayer en la capital de Campoo.

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