Las vacas campurrianas entrenan para ser protagonistas
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Semanas antes del Día de Campoo, los vecinos de Requejo, Orzales y Villacantid 'doman' las parejas para tirar de las carretasCuando avanza la tarde en Requejo, la campa de La Riguera se llena de chavales y hombres que tiran de las parejas de vacas que arrastran las carretas que desfilarán por el Día de Campoo el próximo domingo. Entrenar a los animales para el tiro solo para esa jornada es una tradición muy arraigada en este pueblo. De hecho, es una costumbre que se transmite «de generación en generación» desde que existe esta faceta de la fiesta (la del desfile de carretas) y que se celebra en Reinosa.
Los niños, Álvaro, Mateo, Álex, Marina y Rafa revolotean alrededor de los mayores a media tarde en la finca de La Riguera de Requejo. Los chavales, a pesar de su corta edad, ya acompañan a sus padres a 'domar' a las parejas de vacas tudancas y mixtas. Todos ellos son conscientes ya de la importancia que tiene en su pueblo vivir la experiencia de las carretas en el Día de Campoo, ya que no han dejado de acudir con sus creaciones desde mitad del siglo pasado.
Pero para participar en este desfile –el concurso de carretas típicas del Día de Campoo– hay que cumplir con todo un ritual para entrenar a las parejas de vacas. «Son muy necias», explica uno de los jóvenes, mientras otro más mayor tira de los cuernos a una para sacarla de la cuadra y «uncirla», es decir, ponerles el yugo y enseñarles a atender al paso y la voz del hombre.
Cada tarde, desde hace más de un mes, los vecinos se acercan a escuchar las tonadas de los niños montados en los carros tirados por las vacas. Ensayan para el desfile en el que cada ronda presenta una recreación de escenas típicas del campo como la recogida de la hierba, la trilla, la matanza...
«Aquí todo lo hacemos por cumplir por la tradición y la devoción del pueblo para ese día», explica su alcalde pedáneo, Moisés Balbás, orgulloso de que en cada rincón del pueblo se vean ya las rondas de chavales construyendo las carretas que irán a concurso este domingo en Reinosa. Balbás recuerda que tan importante es el diseño y elaboración de las carretas como enseñar a las vacas a tirar. «Eso solo lo hacemos aquí y en Orzales y Villacantid», incide. Y es que enseñar a los animales les lleva tiempo. «Estamos unas dos horas diarias, como mínimo un mes», relata también uno de los mozos que participa en la tradición.
Cada tarde es un espectáculo y los vecinos se asoman a observar a los niños y cómo disfrutan cantando y montando en los carros. «Eso es lo importante, ellos ahora lo ven desde pequeños como hicimos nosotros y se les queda para siempre ahí dentro», explican. La 'doma' de las vacas es importante para que se acostumbren a desfilar sin miedo el Día de Campoo y no haya sorpresas. Una jornada a la que acuden miles de personas a ver el espectáculo que el mundo del campo ofrece a la ciudad de Reinosa. De hecho es casi una fiesta compartida, puesto que los orígenes de la misma exaltan las tradiciones rurales y un fin de temporada del duro trabajo en un pueblo, cuando los campesinos bajaban a vender el producto y lo festejaban después en la capital campurriana.
En Requejo el tiro de vacas se remonta a una costumbre ya ancestral, puesto que los animales campurrianos ya lo hacía antaño. «Aquí, antes, cuando no había tractores, las vacas eran el motor para absolutamente todo: tirar del carro, cargar el verde, dar leche...», describe Balbás.
Requejo es el pueblo que más guarda la tradición de la 'doma', pero en concurso hay otras dos localidades (Orzales y Villacantid) que lo siguen haciendo, aunque en menor escala, mientras que el resto se ven casi obligados a alquilar las parejas de tudancas. Esto último supone un coste añadido, ya que los portes de los animales «superan los 500 euros y los premios son de 950 para el primero», critica Balbás, que reclama más implicación a Reinosa ya que se beneficia de la devoción de los pueblos por participar. Además, opina que la exigencia de las bases del concurso por las que las tudancas puntúan más está restando participación, ya que no se encuentran ya tantas para domar de esta raza y los pueblos desisten por el alto precio de alquilar. «Creo que es un sentir general», sentencia.
Este año se presentan 19 carretas: siete de Requejo, dos de Reinosa, dos de Orzales y el resto de pueblos –Retortillo, Proaño, Fontecha, Villar, Villacantid, Valdeolea, Salces y Aguayo– presentan una cada uno.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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