Valderredible padece por sus patatas
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Las abundantes lluvias registradas desde agosto y el paso del huracán 'Kirk' han mermado y retrasado casi dos meses la recogida de los tubérculosCon mucha resignación iniciaba esta semana la recogida de patatas al sur de Valderredible Juan Bautista Ruiz, productor y propietario de dieciocho hectáreas. En una jornada donde el sol era protagonista y la niebla ya había desaparecido, este agricultor se subía a su tractor para ... intentar sacar el máximo de tubérculos posible a la superficie. «Es un milagro este tipo de jornadas, pero ahora los días son más cortos y el terreno no seca», explica Bautista. Las abundantes lluvias que se han vivido desde el mes de agosto y el paso de la borrasca 'Kirk' provocaron la inundación de los surcos de muchos cultivos, lo que ha conllevado el retraso en su recogida y la consiguiente pérdida de numerosas plantaciones. «No es normal lo que ha llovido durante estos meses, es algo que podría caer a partir de noviembre», sentencia. «La patata no está acostumbrada a que se acumule tanta agua. Hay muchas que se han podrido en la tierra y otras que habrá que secar por la humedad acumulada en el ambiente».
Y es que, en su caso, la recogida tendría que haber comenzado a mediados de septiembre. Un retraso que prácticamente alcanza los dos meses. Ante la situación del terreno no les queda otra que recogerla a mano: «Nosotros aquí ahora mismo tenemos que hacer todo el proceso a mano, arrancarla con gente, echamos la pala, de la pala del remolque, y después llegamos a casa y calibramos y metemos en cajones y ponemos a secar». Aunque una de las dudas que se plantean ante esta situación es cómo quedarán las patatas. «No va a haber término medio. La patata que esté bien se va a salvar y la que está tocada se va a pudrir. No es que vaya a haber patatas de mala calidad –insiste en dejar claro–, es que o se quedan para el consumo o se destruyen».
7.000 euros
es el gasto que vale sembrar una de estas hectáreas de patatas
«Yo en los 22 años que llevo por mi cuenta no recuerdo haber visto nada así, pero lo hablas con la gente mayor del pueblo y no hay precedentes de esto. Lo normal es que llueva y que alguna parcela igual pues te cueste sacarla, pero no que todas desde el día uno con problemas de inundación», subraya el agricultor cántabro.
«Sembrar una hectárea de patatas vale alrededor de 7.000 o 7.500 euros. Si no sacamos nada o muy poco, no vamos a cubrir gastos de ninguna de las maneras. Y para el año que viene –advierte– va a haber menos ganas de sembrar, mucha menos semilla, mucho más cara y nos va a dar problemas».
Juan Bautista Ruiz
Agricultor
Ante esta situación, el propio alcalde de Valderredible, el regionalista Fernando Fernández, ha pedido al Gobierno de Cantabria que tome cartas en el asunto y «habilite ayudas para paliar los daños sufridos» a los catorce productores afectados. Para ello remitió una carta a la Consejería de Desarrollo Rural en la que solicitaba una ayuda de «200.000 euros» para paliar las pérdidas del sector.
Ruiz cree que «la concesión de esta ayuda puede ser la diferencia entre seguir cultivando o no seguir cultivando». «Ya digo, los gastos son muchos, hay muchos problemas de mano de obra». Con esta inyección económica se podrían salvar las cuentas en equilibrio:«Cubrir el año y así al siguiente empezar a sembrar con otra perspectiva, porque la inversión es muy fuerte. Entonces, puede paliarlo en parte y, por lo menos, que no sea demasiado problemático».
Chema López
Agricultor
En una situación similar, en el terreno enfrentado al de Juan Bautista Ruiz, se encuentra Chema López, que se pelea con la cosechadora para que no se quede encallada en el barro. «Si hacia abajo, que es lo fácil, me cuesta un mundo, hacia arriba es imposible», relata mientras da la vuelta por el camino –en el que pasan todo tipo de vehículos– y por el que no tendría que hacer esta maniobra. «Sacas una hilera y en el mismo terreno, giras y vuelves a sacar otra hilera. Pero, como no puedo ir con pendiente hacia arriba, me toca tirar por el camino. El problema es que hay terrenos donde no hay posibilidad de hacer esto».
Un intento de recogida de la patata que el propio Chema considera «misión imposible» pese a las buenas condiciones climáticas de la jornada: «Cuando todo va bien no se pierde ni una patata, pero cuando se pone así sacas unas pocas y el resto se entierran. Ya te da igual porque lo que quieres es recoger lo que sea, porque, si no, se van a estropear ahí abajo». En su caso, le acompañaba una cuadrilla de trabajadores para el trabajo de ese día: «Te pasas la mañana pagando jornales y, con lo que vas a sacar de la tierra, no te da ni para recuperar la mano de obra». Suyas son ocho hectáreas en Valderredible, que suele empezar a recoger coincidiendo con San Mateo, el 21 de septiembre, y finalizar con el Día de la Hispanidad. «Mira cómo estamos, todavía me queda casi media cosecha en la finca».
Con una recogida escasa en el campo, Chema se dirige a su almacén, situado en Cubillo de Ebro. «Esto tendría que tener una imagen totalmente diferente, como se está alargando tanto la campaña pues intentamos preparar las instalaciones», apunta echando un vistazo. «La labor este año va a ser complicada, porque la patata es una cosa viva, no es un tornillo. En la propia patata hay zonas muy húmedas. Si se ha podrido ya no hay problema porque se ha quedado en la finca, pero si está un poquitín tocada y no la ves, te viene al almacén y te va a dar problemas».
Aunque los tubérculos estén preparados para aguantar el agua, el productor califica como «exagerada»la cantidad de lluvia registrada en el municipio, mientras señala con la mano a la estación de la Aemet del pueblo. «Normalmente, cuando vamos trayendo las patatas utilizamos el ventilador para las que ya están en los cajones, pero ahora va a ser una labor mucho más laboriosa de lo que es habitual».
El paso de los días y la llegada del otoño se convierte en el principal enemigo de la patata. «Cada día, cada semana que ha pasado ahí, la ha ido ahogando». Una de las inquietudes que tienen los productores es saber hasta cuando aguantará la patata: «Yo este año no garantizo a nadie que le pueda conservar la patata. Igual sí o igual no. Eso se irá viendo. En Navidades iremos vaciando cajones, irás viendo si la hemos conseguido secar bien. Si no, pues habrá patata en malas condiciones y habrá que tirarla». Aunque uno de los mensajes que se quiere transmitir al consumidor de forma clara y contundente es que «al mercado, que tengan claro que la patata que va a ir es buena». Un recordatorio de la calidad que atesora la tradicional patata de Valderredible.
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