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Los datos o las cifras las dan quienes las conocen o trabajan con ellas. Pero hay otros aspectos que se pueden percibir de un vistazo y lo aprecia incluso una mirada primeriza o inexperta. Por ejemplo que en municipios como Valderredible el terreno está seco. Se aprecia desde la ventanilla del coche. Allí los ganaderos llevan sin ver una gota de lluvia desde hace tres meses. Lo han hablado tanto que se saben el cálculo de memoria. Por eso hay profesionales que ya alimentan a sus reses con el forraje almacenado para invierno. Y a ese ritmo la comida se va a terminar antes de que llegue la estación. El motivo lo explica Bruno Hoyos desde una zona colindante. Quizá a estas alturas del año «no estaría todo verde, verde», pero habría pasto suficiente para las vacas, decía mientras se agachaba para tocar el suelo y mostrar de forma más clara lo que ya se ve. Si pasa la mano levanta tierra y polvo porque allí –en su caso en Valdeprado del Río– tampoco ha llovido nada. Así que los brotes verdes, como ocurre con los amigos, casi se cuentan con los dedos de la mano. «Las vacas han sacado hasta las piedras» en busca del pasto, añade. Según los datos de la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), mayo, junio y julio fueron los meses más secos desde que hay registros, unos sesenta años.
A sus 22 años Bruno decidió dejar Santander y dedicarse a la ganadería. «Estoy más feliz que nunca», admite. Este año se las ha apañado para construir un pozo que le permitiera bombear agua y dar de beber a sus vacas así que, de momento, eso no le preocupa. «Lo hice con esta visión y así no quito agua del arroyo del pueblo», añade. Sin embargo la falta de agua le afecta igual. Ocurre que durante estos meses las vacas pastan libremente, salen del recinto y comen lo que crece en los terrenos. Luego, cuando llega ya el invierno y pastar no es una opción, los ganaderos sacan las bolas de hierba y forraje que han almacenado –las producen ellos o las compran– y alimentan a las reses hasta que vuelve el turno de ocupar de nuevo el campo. «Yo hago aquí la hierba», cuenta Bruno. Tiene fincas en la zona de las que saca rollos que luego utiliza para alimentar a sus vacas. ¿Cuál es el problema de este año? Varios que parten del mismo punto: la sequía. Esta temporada «no hemos sacado nada». Por eso algunos vecinos le han perdonado la renta.
Se suma otro problema y es que como en el campo no hay verde, las vacas no pueden pastar así que los ganaderos les alimentan con las reservas. «En invierno va a ser una catástrofe porque estamos sacando ya los rollos», resume Bruno. Ocurre que en junio los animales «ya se habían comido lo que habrían empezado a comer ahora», añade. Se está adelantando los plazos..
Al problema con el agua se añaden, además, los costes de producción. Sube el gasoil, el precio del cereal, utilizar la maquinaria es cada día más caro... «A mí cada animal me comía por 300 euros, este año ya está en más de 600 porque el pienso ha subido el doble, pero la paja también», resume el ganadero. Al elevarse el coste del mantenimiento de las reses, ha crecido el número de sacrificios. En los mataderos la actividad ha aumentado un 20%. Por eso el sector lanzó una advertencia: «En octubre no habrá leche para todos». Y el dato no pareció sorprender al joven ganadero: «Va a pasar mucho porque, aunque no es un precio digno, la vaca ahora vale más que nunca», admitía. Y es que los ganaderos buscan la mejor alternativa para cubrir sus gastos: «Yo cebaba los terneros, pero este año pierdo dinero. Me sale mejor venderlos», reconoce Bruno.
Desde la carretera pueden observarse vacas pastando en diferentes zonas del terreno. Pero hay ganaderos que ya tiran del forraje almacenado. José María López, en Cubillo del Ebro, sacó ayer una bola para alimentar a sus cincuenta vacas. En quince días se han comido el pasto que otros años les duraría«mes y medio», explica el agricultor y ganadero. Como localidad de Valderredible, tienen el mismo problema. «Estamos echando la comida que normalmente empiezas a utilizar en noviembre o diciembre», añade. ¿Y qué pasará entonces? Él reconoce que tendrá comida porque normalmente produce más rollos de los que necesita. «Otros años vendía 200 bolas, pero este año nada». Utilizará ese excedente pero porque no le ha dado salida. Otro problema. Reduce la fuente de ingresos.
Por ahora sus vacas bajan al río Ebro a beber para, precisamente, evitar aumentar los problemas en el pueblo. «Procuramos hacerlo así para no quitar agua de la que viene a los pueblos que ya estamos escasos». Como agricultor cuenta con siete hectáreas en las que siembra patata, maíz y cereal y reconoce que las dificultades en el sector «están en todos los sitios». Si no es una cosa, es otra. Algo así como «la tormenta perfecta». Tienen plantación con regadío y eso lo mantienen. ¿Dónde está el problema en ese caso? En el coste que supone bombear el agua del Ebro. «Se ha doblado. He traído tres mil litros y eso ha supuesto 4.500 euros cuando otros años serían 2.000», cifra. Por eso lo que supone para el bolsillo mantener el ganado se ha doblado y «como no podemos repercutirlo en el precio de la carne pues seguimos vendiendo al mismo precio que el año pasado», explica José María.
No obstante, a pesar de todo, el profesional insiste en que «es optimista». Está acostumbrado a cierta incertidumbre, a depender del cielo y espera que esta racha pase. Eso sí, por ahora reconoce que «podemos regar gracias al Ebro y sus afluentes. Gracias a eso nos aguanta el maíz», subraya antes de subir al tractor y continuar con su jornada.
Abastecimiento de agua
Desde el pasado día 22 de julio, los efectivos del Operativo de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales, de la Consejería de Desarrollo Rural, han realizado 35 intervenciones en Cantabria, con el fin de suministrar agua a los ganaderos de los municipios afectados por la sequía. Hasta el pasado viernes, día 19, el Operativo sació la sed del ganado de las localidades de Arredondo, Saro, Villacarriedo, Miera, Anievas, Solórzano, Corvera de Toranzo, San Pedro del Romeral, Ruesga, Soba, Castro Urdiales, Guriezo y Voto.
La excepción hasta el momento ha sido Valderredible, el municipio que más está sufriendo esta sequía, dado que ellos mismos se abastecen con su autobomba, cogiendo agua del Ebro, aunque, según el consejero Guillermo Blanco, «esta semana también les llevaremos agua a ellos, dado que varios municipios pasarán al nivel 1 por riesgo de incendios y tendremos más operativos disponibles».
El resto de comarcas en las que aún perdure el nivel 2 por alerta por incendios forestales, también serán atendidas por las de nivel 1.
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