Secciones
Servicios
Destacamos
Los vecinos de los inmuebles del centro de Reinosa afectados por la orden de derribo municipal han solicitado al Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Santander, a través de su abogado, Francisco Javier Díaz Aparicio, que ordene al Ayuntamiento de la ciudad la ejecución ... de las obras necesarias a fin de que cese la causa que motiva el movimiento de los edificios. Piden la construcción de un muro de hormigón perimetral.
Se trata de una ampliación de la solicitud de medidas cautelares que presentaron hace unas semanas consistentes en la inmediata suspensión del acuerdo de demolición que pesa sobre sus edificios.
El Ayuntamiento de Reinosa ordenó la demolición de los edificios número 34 y 36 de la avenida del Puente de Carlos III y del número 2 de la calle Torres Quevedo, así como del edificio anexo a la Casa de los Cossío. Para ello concedía a los propietarios un plazo de dos semanas, contados desde el día siguiente desde la notificación del acuerdo, que tiene como fecha de salida el pasado 2 de enero, para que presentasen en el Ayuntamiento un proyecto de demolición, plazo ya vencido, aunque se encuentra a expensas de las resoluciones judiciales. Los vecinos basan su nueva solicitud en un informe de evaluación de riesgo actual sobre los espacios públicos emitido el pasado 17 de enero por el arquitecto contratado por ellos José Alberto Martínez Velasco, en el que consta el control de los fisurómetros que se encuentran instalados en los edificios.
Varios son los argumentos que esgrime el informe del arquitecto para avalar esta solicitud. Así, considera que no es imprescindible la demolición de los edificios y que, en caso de producirse hundimiento de los mismos, sería hacia el patio interior excluyendo el riesgo de colapso hacia la vía pública. Expone, por otro lado, que «la prematura desaparición de los inmuebles alterará pruebas, conocimientos, datos y circunstancias fundamentales para determinar la causa del siniestro y dificultará en un futuro próximo el seguimiento de su evolución y las posibilidad de implantación de medidas correctoras».
Concluye finalmente que hasta que el Ayuntamiento de Reinosa no acometa las obras necesarias para que cese la causa de los movimientos de los edificios, consistente en la ejecución de un muro en terreno de dominio municipal, según otro informe presentado por el geólogo Aureliano Fernández, los propietarios no podrán ejecutar las obras de consolidación o rehabilitación de los edificios. Considera Fernández que de esta manera quedaría detenido el movimiento de los edificios.
Por su parte, Martínez Velasco considera en su documento que no concurren sobre los edificios circunstancias relevantes que adviertan de un riesgo de colapso inminente, y menos que éste pudiera afectar a la vía pública. Añade además que «los informes encargados por el Ayuntamiento no han obtenido la continuidad solicitada por sus autores, se encuentran incompletos y no son concluyentes». Añade finalmente que el Ayuntamiento «ha desistido de instalar fisurómetros para realizar el seguimiento de los movimientos de los edificios, a pesar de que así lo solicitaran sus técnicos en 2016. Sin ellos, se desconoce en base a qué datos concretos ordena la demolición de los inmuebles y especula sobre la existencia riesgos que puedan afectar a los espacios públicos».
En 2017, el Ayuntamiento declaró en ruina y ordenó el desalojo de estos edificios, que vienen sufriendo desde hace varios años daños consistentes en grietas importantes en los muros de carga y fuertes asientos y desplazamientos de los muros, de los entramados de madera y de los forjados. Los últimos vecinos en abandonarlos, lo hicieron durante el pasado verano. Son casi una veintena de familias y negocios afectados por esta situación, que en los últimos días han intensificado sus protestas por esta situación, a través de una recogida de firmas que bajo la etiqueta #vidasderribadas cuenta ya con casi 2.500 firmas y que también se está desarrollando en los comercios de la zona.
Argumentan los vecinos que está acreditado que la causa que origina el daño a los edificios se encuentra en la red de abastecimiento de la que es responsable el Ayuntamiento de Reinosa. Por otro lado, explican los graves perjuicios, tanto económicos como personales que el derrumbe comporta para los propietarios.
El alcalde de la ciudad, José Miguel Barrio, asegura que el Ayuntamiento, «en ningún momento ha querido tener que solicitar un plan de derribo a los vecinos», a lo que añade que, «ante la ausencia de un plan de reforma de los edificios y de apuntalamiento del terreno, tal como se les solicitó, y aconsejado por los informes de técnicos especialistas en la materia y de técnicos municipales, que pedían su derribo para salvaguardar la seguridad pública, la resolución fue inevitable». «Ante la tesitura de proteger la vida humana o los bienes materiales nuestra posición es clara», concluye. «Acataremos y respetaremos la decisión judicial, al igual que asumiremos las responsabilidades, si las hubiera, pero no destinaremos el dinero de los reinosanos a pagar las reparaciones de unas propiedades privadas sin que esté demostrada la influencia de alguna actuación municipal».
Remite en este sentido al auto dictado por la juez del Juzgado Contencioso Administrativo Número 1 de Santander en diciembre de 2017, en el que desestima el recurso contencioso administrativo presentado por la comunidad de propietarios de la avenida del Puente de Carlos III, 34 contra la resolución del Ayuntamiento de declaración de ruina, orden de ejecución de obras con aportación de proyecto técnico y demolición, y orden de desalojo.
El regidor reitera que «hemos aportado todos los informes y así lo corrobora la juez cuando habla de que los numerosos informes encargados por el Ayuntamiento evidencian que el edificio está en claro riesgo de colapso de sus muros de carga posteriores».
Tres son los informes a los que se refiere el alcalde. El primero «no arrojó ninguna evidencia sobre el origen ni apreció que la causa de los desperfectos de los edificios estuviera en unas obras realizadas por el Consistorio que se remontarían a principios de los años 90». El segundo, realizado por Aqualia, concluyó que las redes municipales de saneamiento y abastecimiento funcionaban correctamente y que no había fugas que pudieran haber provocado una erosión en el terreno. El tercero, estructural, «encargado a una empresa de reconocido prestigio con el fin de analizar la seguridad de los inmuebles aconsejaba su desalojo»
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.