Cantabria señalizará la Vía Agripa en nueve municipios a comienzos de este año

Ahí están los 49.000 euros que la Consejería de Innovación, Industria, Turismo y Comercio invertirá en la señalización del tramo en cada uno de estos municipios. La partida aún está a la espera de la autorización de alguno de los municipios para empezar con las labores, pero la llamada Vía Agripa ya goza del sello oficial de Cantabria y Europa –a través de la Unesco– para quedar indicada, establecida y lista para ser transitada a inicios de este 2022.

El éxito de la iniciativa se debe en buena parte al empeño de la Asociación Senda Cultural En Busca de la Vía de Agripa, el colectivo que desde 2016 viene no sólo visibilizando esta causa, sino presentándola ante instituciones como la Unesco –que valida y aplaude el proyecto–. Su presidente, Valeriano Teja, celebra la «extraordinaria colaboración» de todas las administraciones durante estos cinco años de tránsito junto con el Gobierno regional y los ayuntamientos involucrados –en conversaciones para oficializar este recorrido desde hace años–. Gracias a ello, el camino histórico es una realidad. «Hemos peleado y lo hemos conseguido. Hubiera sido muy triste dejar fuera el camino histórico», expresa Teja, a su vez máximo responsable de la Asociación de los Amigos del Camino de Santiago en el Norte, en ruta desde 1978, y uno de los grandes embajadores de este recorrido alternativo a la hora de exponerlo ante las instituciones europeas, entusiasmadas por la «aportación histórica» de la iniciativa. Esa aportación que ofrece no sólo la llamada Vía Agripa sino todo el conjunto del Camino del Norte y Lebaniego a Cantabria es más que importante.

El consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio, Javier López Marcano, es un gran convencido de los beneficios que proporciona este modelo turístico, no sólo muy ligado a otras formas de alojamiento sino también a «la naturaleza, el turismo activo y, sobre todo, a la necesidad de compartir esas experiencias y conocer gente», como enfatizó este verano durante la inauguración de un nuevo albergue en la Casa del Cura de Santullán, en Castro Urdiales.

La convivencia, las amistades y el encuentro en general de peregrinos a lo largo del camino produce un «efecto llamada» prácticamente impagable para la comunidad autónoma. Los viajeros, todos de distintos perfiles y procedentes de variadísimas partes del mundo, pasan a convertirse en «embajadores» de Cantabria en cualquiera de los 87 albergues que atesora el sector regional, que ya se ata los cordones para el 74 año lebaniego que se celebrará en 2023.

La denominación de la llamada Vía Agripa tiene su origen en una historia con más de dos mil años de antigüedad. La senda recibe su nombre porque se cree que fue una de las vías de penetración por la que optaron los romanos durante las Guerras Cántabras –del 29 al 19 a. C.–. Ya en la Edad Media, este itinerario fue convertido en ruta jacobea para los peregrinos que no querían exponerse a los peligros de la bahía de Santander, siendo posteriormente parte del Camino Real desde Laredo a Santillana del Mar. Con todo, y falta de pruebas fehacientes sobre ese origen, los más duchos en la materia prefieren hablar de 'senda cultural en busca de la Vía Agripa'.