Alfonso VIII, un rey de Castro
Castro de ayer y de hoy ·
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Castro de ayer y de hoy ·
Este monarca, que posiblemente amó intensamente a Castro, lo repobló según el testimonio de su hijo Alfonso X «El Sabio», proveyendo su glorioso futuroMuy niño era Alfonso VIII cuando se ofrecieron los fueros de Logroño a Castro, por lo que sus consejeros ya habían puesto sus miras en esta parte del Mar Cantábrico que nunca, durante cientos de años, decepcionaría a la corona. Y como Roma (y por lo mismo que Roma) también se enamoraron de Castro quienes aconsejaban al mayor monarca español de la Edad Media y vencedor, años después, de la famosa Batalla de las Navas de Tolosa.
Pero, no cabe duda de que antes de que se le diera a nuestro pueblo el calificativo de 'Villa en 1163, Castro ya poseía ese placer, ofrecido a la fachada cántabra. Tampoco hay lugar a dudas de que la ermita de San Pedro (hoy en ruinas), ya presidiera como ornamentación religiosa ese campillo sagrado, donde tiempo después se construyó a su vera la iglesia de Santa María, el castillo, los puentes y la ermita de Santa Ana.
Este monarca, que posiblemente amó intensamente a Castro, lo repobló, según el testimonio de su hijo Alfonso X «El Sabio», proveyendo su glorioso futuro. Ya en 1208 (cuatro años antes de la gran batalla) había construido en Castro sus célebres Palacios: Los Reales Palacios del Rey Alfonso, citados en los documentos castreños. Desde esta Real Residencia veraniega contempló el monarca los comienzos de la obras de la catedralicia parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Castro Urdiales, por él costeada en un principio, a tenor de la proyección marítima que ya empezaba a dar sus frutos.
En agradecimiento a tantos y tan grandes atenciones el pueblo y cabildo de Castro, se ofrecía todos los años por la festividad de Santiago Apóstol una misa solemne con túmulo por el alma del gran monarca español Alfonso VIII, el de las Navas, a quien habían querido como un padre.
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