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Grupo de pescadores en Castro. En el recuadro, Pedro y Antonio Garay preparan las cestas para la pesca de la langosta en la subida a Santa María. Jesús Garay
Calderada, la comida de la mar

Calderada, la comida de la mar

El pescador, estuviese donde estuviese y yendo a la pesca, siempre llevaba patatas a bordo que, con pescado, aseguraban el guiso para los marineros castreños

JAVIER GARAY

Castro Urdiales

Miércoles, 9 de enero 2019, 07:45

Dentro de las historias del puerto y de mi vinculación con él, nada mejor que ofrecerles algunas voces que aún usamos los pescadores y que tengo recogidas en un diccionario de mar castreño próximo a publicar y del que ahora les ofrezco la pequeña historia ... del nombre «Bodega», tan vinculada al pescador durante cientos de años. Qué bonito nombre es para definir una historia. Las bodegas surgen como sentido a los almacenamientos del vino chacolí, tan dado y famoso en nuestra zona. Aún se ven bodegas con el suelo empedrado, característica necesaria para preservar las barricas de vino de la humedad. Cuando acabó la epopeya del chacolí, quedó esta voz de bodega como el lugar donde los pescadores guardarían en adelante sus elementos de pesca. En las bodegas habitaron pescadores humildes, se trabajó día y noche, elaborando y preparando las cuerdas de besugo. Manteniendo en sus tertulias mientras trabajaban, historias y costumbres ancestrales. Se reunían para repartir soldadas, para celebrar sus fiestas y muchas veces servía de «hotel de bodas». Hoy en día casi todas las bodegas se han abandonado por pasar los pescadores al retiro. Se está acabando la gran historia de la mar.

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