Castro arranca su Semana Grande con color, música y fuego

La apertura de casetas, casetucas y barracas sirvió a los asistentes para ir calentando motores e ir llenando las calles de la ciudad que estaba abarrotada con motivo de las fiestas. Celebración que, en realidad, se prolongará por espacio de prácticamente dos semanas, ya que el programa culminará el 7 de julio con la fiesta del Coso Blanco. Un estallido de color y de música con un program, diseñado por la concejalía de Festejos, que ha tenido en cuenta todos los sectores de edad.

Así, las barracas de La Barrera hicieron las delicias de los más pequeños, mientras que los mayores abrieron boca antes del pregón en las casetas del parque Amestoy y las casetucas de la explanada de San Guillén. De nuevo, la decoración festiva de la Plaza del Ayuntamiento fue un plus que llenó de colorido el pistoletazo inaugural de las fiestas y el resto del buen ambiente corrió a cargo de las peñas y agrupaciones musicales con sus charangas. Poco antes de las 20.00 horas, el público comenzó a congregarse en la Plaza del Ayuntamiento para presenciar la inauguración oficial de la Semana Grande, animados por el ambiente festivo y la llegada del buen tiempo.

Gigantes y cabezudos animaron los minutos previos al pregón, que este año lo dieron los miembros del Coro de Voces Graves Los Templarios. Una multitudinaria forma de celebrar los 50 años de la existencia de esta agrupación, que nació en el año 1973.

La agrupación recordó sus inicios y quiso tener un recuerdo para «todas las personas que han cantado o dirigido Los Templarios». «Disfrutar de la familia y los amigos» fue el deseo que lanzó el grupo para la Semana Grande, especialmente «en este inicio de fiestas tan importante y tan necesarias, y en estos tiempos tan necesitados de afecto, cariño y amistad». «Días como estos que vamos a pasar son el mejor antídoto», aseveraron.

Asimismo, hicieron hincapié en el propósito del coro de «llevar con orgullo el nombre de Castro Urdiales allá por donde vamos, y sobre todo su historia musical». Para finalizar, pidieron una celebración «con respeto», y cantaron, acompañados por el público 'Qué bonito es Castro'.

El discurso del coro castreño dio paso entonces al estallido del chupinazo desde el balcón de la Casa Consistorial y una lluvia, pero de confeti y globos, tiñó de los colores de la bandera castreña (blanco y verde), el suelo de la plaza, desde donde partió el pasacalles de gigantes y cabezudos. Un recorrido que llevó la música por las calles de la ciudad, con el acompañamiento de la agrupación musical Amigos Castro Peña y de la agrupación musical La Salvé.