Castro honra a los caracoles por San Andrés

Ya desde este viernes, los castreños pudieron participar en juegos tradicionales, conciertos variados y gigantes y cabezudos, entre otras cosas. Pero este sábado ha seguido la fiesta de San Andrés. A las 10.00 horas comenzaban a prepararse las cuadrillas alrededor de las pucheras. Un total de cinco participantes se esforzaban en preparar los caracoles, siguiendo recetas familiares. Uno de los cocineros es Ángel Ramón Díaz, «del barrio de toda la vida», quien aseguraba que la fiesta se había tenido que recuperar antes. «El caracol es típico, de siempre y también lo es el besugo y el chicharro y es bueno seguir con ello. Al año siguiente tenían que poner el besugo, o mejor no, que hay poco o está caro, pero podíamos cocinar chicharro también», apuntaba Díaz mientras removía la salsa que acompañaron a los caracoles. «Cogimos los caracoles desde octubre en Otañes y Castro, después hay que dejarlos reposar un mes, limpiarlos y ahora toca cocinarlos», señalaba. Con respecto a los ingredientes, no le importó revelar que su plato llevaba aceitunas y nuez y que este paso final de cocción llevaría dos horas y media.

El olor de su puchera se entremezclaba con el vapor que salía de la cazuela de al lado. Ahí estaba Juan Blas Olabarrieta, también oriundo del barrio. Su abuela le enseñó la receta a su madre y ésta a él y debe estar riquísima, porque es el tercer año consecutivo que Olabarrieta ha logrado el primer puesto del concurso de caracoles y consigue hacerse con un premio de 250 euros y un trofeo. «Una vez que tengo todo picado, añado nuez moscada, sal, clavo, picante y lo tengo unas tres horas al fuego, sigo añadiendo ingredientes y luego es pasarlo y echárselo a los caracoles. Es importante que las tradiciones no se pierdan», contaba el ganador del certamen gastronómico. «Vengo a pasármelo bien, a preparar los cinco kilos de caracoles y a comerlos en familia», apuntaba Olabarrieta.

A su lado estaba la cuadrilla «más joven». «Somos los más jóvenes del concurso, es un día para pasar entre amigos, hacer una receta tradicional, la de la abuela de nuestro amigo y juntarnos para que no se pierda la fiesta», contaba Eduardo San Miguel, destacando que no se puede perder esta celebración.

A las 19.00 horas los castreños se han acercado al barrio para poder degustar una de las raciones de la caracolada popular. El Ayuntamiento adquirió un total de 160 kilos de caracoles que se han vendido en raciones al precio de un euro el plato, aportando lo recaudado a la asociación Una + Uno. «Está habiendo un buen ambiente, nos ha perjudicado un poco la lluvia, porque nos ha cortado los eventos por la zona del puerto, pero lo importante es que se disfrute de esta fiesta castreña», concluía el concejal de Festejos, Gorka Linaza.