![Castro lucha por recuperar su patrimonio naval](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/04/01/castro-patrimonio1-kpkF-U1901055668169UbC-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
![Castro lucha por recuperar su patrimonio naval](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/04/01/castro-patrimonio1-kpkF-U1901055668169UbC-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Hay un punto de encuentro entre la historia naval del País Vasco y la de Cantabria y se encuentra oxidado y deteriorado por el paso del tiempo pero podría llegar a su fin con la iniciativa de dos asociaciones castreñas que vuelcan sus esfuerzos en ... el mantenimiento y la recuperación del patrimonio histórico.
Los colectivos son la asociación Flavióbriga para la protección y difusión del patrimonio histórico, industrial, artístico y cultural de Castro Urdiales y el Grupo de Estudio del Patrimonio Industrial y Minero de Castro Urdiales (Gepimcu), y el objetivo a recuperar es un conjunto de cuatro estructuras localizadas en la costa de Castro Urdiales que servían para medir la velocidad y el consumo de combustible de los barcos antes de la llegada del GPS. Se trata de la Milla Medida de Islares, para la que se ha solicitado la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de los dos colectivos mencionados.
La Milla Medida de Islares, también conocida como Milla Medida La Code-La Hermosa era uno de los trece campos de pruebas marítimas para la homologación de velocidades que han existido en la geografía nacional. Es, además, una infraestructura única, ya que no existe en el territorio de Cantabria otra instalación de este tipo. De ahí, que el equipo redactor de la propuesta considere demostrada su «singularidad regional e interés histórico como muestra representativa de estos olvidados sistemas de medición».
Según se detalla en la memoria elaborada por las asociaciones, una milla medida, o milla corrida, consiste en dos enfilaciones visibles desde el mar que distan entre sí una medida conocida, en este caso, 2.213,353 metros. Los barcos en pruebas recorrían dicha distancia midiendo el tiempo empleado, obteniendo como resultado la velocidad real alcanzada. Para un correcto cálculo, era necesario realizar varias pasadas en ambos sentidos para compensar la velocidad del viento y la corriente.
Se sabe que las torres se construyeron en el año 1931 a instancias de los Astilleros de Construcción Naval de Bilbao para establecer un campo de pruebas de velocidad de los buques que construían y reparaban, lo que no está tan claro es cuando dejaron de usarse, pero se cree que pudo ser a finales de los años 90, según las indagaciones de las dos agrupaciones. Sin embargo, las torres actuales no son las originales, al menos las delanteras, que fueron derribadas y sustituidas por las ahora existentes, quedando restos de las torres primigenias junto a las que han quedado en pie. Aún así, su estado no es el mejor. «Son torres de hormigón, pero tiene una parte metálica, y eso lleva abandonado 20 o 30 años y está con bastante corrosión, se han desprendido piezas y es probable que no dure otros diez años entero, al menos la que está más ceca del mar», explica Alejandro Gil, de Gepimcu.
Las agrupaciones buscan algún tipo de protección para la estructura, con el fin de que la arreglen, coloquen cartelería explicando su cometido, «y que lo mantengan para que siga existiendo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.