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La apertura de la movilidad entre País Vasco y Cantabria no ha supuesto esa avalancha de vascos que se esperaba durante este fin de semana, pero aun así han sido muchos los que han acudido desde el pasado viernes tanto a sus segundas residencias ... en los municipios costeros como a pasar unos días para disfrutar del buen tiempo y de los arenales cántabros. En los de Castro Urdiales se alcanzó la saturación de su aforo conforme a las normas sanitarias, lo que obligó a su desalojo el domingo.
Entre los municipios que más visitantes reciben está Castro, que cada verano multiplica casi por tres su población censada, que ronda los 32.000 habitantes. Uno de los problemas de este municipio es que sus dos playas urbanas, Ostende y Brazomar, son limitadas en cuanto espacio, al igual que otras zonas de baño como el Solárium o el muelle Don Luis y San Guillén. Y aunque, en teoría, en estos dos espacios no está permitido el baño, otra cosa es la práctica.
Y este fin de semana, como ya ocurriera a principios de junio con la entrada de Cantabria en la fase dos, estas zonas de baño se han saturado y han obligado a intervenir a las autoridades municipales, en el marco del Plan de Contingencia para playas contra el covid-19. A lo que hay que sumar el hecho de que se tuviera que restringir el acceso a la playa de Brazomar por superar el aforo permitido.
Desde el pasado día 13 la DYA Cantabria, responsable del servicio de salvamento y socorrismo en Castro, informa a través de su web del aforo que hay en el Solarium y en las playas de Brazomar y Ostende. El nivel de ocupación se define en un código de colores, de forma que el nivel verde indica que la ocupación es menor de 50%; el amarillo, del 50 al 75%, y el rojo, mayor del 75 %. Si alguna zona tiene el aforo completo se procede al cierre del arenal en cuestión, lo que se indica con una señal.
Tanto el pasado sábado como el domingo, la Policía Local tuvo que proceder al cierre y desalojo del muelle Don Luis al superarse el aforo permitido. Mientras que el sábado la evacuación se produjo «sin mayor problema», según comenta Domingo García, jefe de la Policía Local de Castro, el domingo la situación fue más «peliaguda». Y es que la gente a la que se desalojó fue ocupando otros espacios que, posteriormente, tuvieron también que cerrarse. Todo comenzó a raíz de saturarse la playa de Brazomar por la mañana, «que tuvo que cerrarse una vez», según apunta García.
Al no poder acceder al arenal, los bañistas se concentraron en el muelle Don Luis y Solárium, lo que provocó que estas zonas se saturasen al filo de las seis de la tarde. Fue entonces cuando Policía Local, Guardia Civil y Protección Civil se vieron obligados a desalojar esos espacios de baño y cerrar su acceso, lo que provocó que los bañistas se dirigieran a San Guillén, de donde también fueron evacuados, aunque no hubo sanciones, según señaló Delegación del Gobierno.
El Ayuntamiento de Santander ya ha anunciado que, a partir del 1 de julio, seguirá los pasos de Castro y controlará el aforo de las playas con personal en los accesos delimitados y dispositivos de cuenteo de usuarios, además de extremar las medidas de higiene y limpieza para cumplir la normativa dictada por el Ministerio de Sanidad con motivo de la covid-19.
El servicio de socorrismo, a cargo de Cruz Roja, contará con puestos de vigilancia diaria hasta el 15 de septiembre en Virgen del Mar, La Maruca, Mataleñas, Primera y Segunda del Sardinero, La Concha, El Camello, Bikinis, La Magdalena y Los Peligros.
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