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Castro Urdiales desata su Semana Grande
Miles de vecinos se entregaron al pregón de la joven ciclista Marta Beti y al ansiado disparo del cohete, que regó las calles de fiesta y euforia
Fue oír el atronador estallido de los dos cohetes y la euforia se adueñó del cuerpo y el alma de los castreños. Saben que esa ... mecha, que solo prende una vez al año, da rienda suelta a la juerga, el buen rollo y la diversión. O lo que es lo mismo, da la bienvenida a su semana más grande. La locura, al ver saltar la chispa en la tarde de ayer, fue colectiva en la plaza del Ayuntamiento y sus aledaños. Desde el balcón, la sensación era de que no cabía ni un alfiler. Y desde abajo, los castreños – y los que lo son también por unos días – intentaban hacerse hueco para estirar los brazos y alzar sus pañuelos verdes al aire. Como queriendo tocar el cielo.
De las gargantas de la multitud brotó al unísono: «Qué bonito es Castro. Más son las castreñas. Quién pudiera ir, quién pudiera ir a bailar con ellas...». No estaba ensayado, pero sonó a música celestial. La banda sonora a siete intensos días de fiesta. Algo más si se enlaza –con un descanso de por medio– con el Coso Blanco. La mágica noche del 4 de julio. El postre a un menú festivo, que ayer sirvió el mejor de los aperitivos envuelto en forma de chupinazo.
Hoy se celebra la misa en la calle San Juan y por la noche, a las 23.00 horas, el concierto de Reincidentes
La encargada de llevar el timón de esta ola jaranera fue la joven castreña, Marta Beti, campeona de España de Ciclocross. La deportista cumplió a la perfección con su papel de pregonera caldeando el ambiente con su ilusión y enorme sonrisa. Todas las miradas se dirigían a lo alto del balcón cuando tomó el micrófono de manos de la alcaldesa, Susana Herrán, quien la precedió invitando al gentío a disfrutar de los festejos «con alegría y sobre todo, con respeto». Tras un sonoro aplauso, Marta agradeció que hayan contado con ella para un día «tan especial, en el que Castro está más colorido, más ruidoso, más vivo y más nuestro». Aseguró que «pocas cosas le hacen más ilusión que competir lejos de casa y sentir el calor de los castreños a distancia». La insuflan fuerzas en cada pedalada. La pregonera alentó a sus vecinos a «disfrutar como los que más, a reír a carcajadas y a bailar con los nuestros en las verbena de Raspu... a brindar por lo vivido y lo que está por venir». Su intervención la redondeó como mandan los cánones al grito de «¡Viva Castro!», que resonó en toda la ciudad. Una lluvia de globos blancos y verdes –colores de la bandera castreña– se desparramaron sobre miles de rostros contagiados de alegría y pura felicidad. De ganas de pasarlo bien.
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Cuando parecía que los decibelios bajaban de intensidad las charangas locales, La salvé y Amigos Castro Peña, escoltadas por los gigantes y cabezudos emprendieron el pasacalles por el casco urbano. Con la premisa de que el ritmo no pare en ningún momento. No lo hizo ayer y tampoco lo hará hoy, ni mañana. Hasta el domingo queda mucha jarana por exprimir. Música, degustaciones, cucañas, fuegos artificiales, teatro, hinchables, casetucas, y un sinfín de actividades. Para este martes, se ha organizado una misa en la calle San Juan, una dulce chocolatada, un espectáculo de ballet y el concierto de Reincidentes. Eso sí, a más de uno le costará coger el ritmo festivo tras una larga noche, que echó el telón en el privilegiado entorno de la Atalaya iluminado por la hoguera de San Juan.
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