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Lunes. Diez de la noche. Un ciudadano llama a la Guardia Civil para comunicar el hallazgo de unas chanclas en la playa de El Berrón, cerca de Ontón (Castro Urdiales), y una boya de buceo estática en el mar desde hacía más de tres horas, ... no muy lejos de las rocas. El calzado y la baliza estaban en línea recta y separadas por 25 metros.
El aviso se traslada inmediatamente al servicio de emergencias 112 del Gobierno de Cantabria, que activa el dispositivo de búsqueda en la zona y moviliza a una dotación de bomberos de Castro Urdiales con cuatro efectivos, Policía Local y Salvamento Marítimo, que envía al helicóptero Helimer hasta Ontón. Allí también se presentan agentes de la Guardia Civil.
«Cuatro bomberos fuimos por tierra con el equipo de neopreno y nadamos hasta la boya, la recuperamos y confirmamos que estaba suelta. Después, y sabiendo que no había denuncias de personas desaparecidas, hicimos una búsqueda superficial por los alrededores hasta pasadas las doce de la noche», señalan los bomberos de Castro a este periódico.
Anoche se recibe aviso del @112Cantabria por boya de buceo quieta y chanclas en la orilla. Se movilizan #Bomberos junto a @salvamentogob y helicóptero @cantabriaes pic.twitter.com/SA9UhdxbF4
— Bomberos Castro-Urdiales (@BomberosCastro) May 16, 2023
Después de inspeccionar la zona por tierra, mar y aire durante más de dos horas y casi en total penumbra, los efectivos se retiraron de la playa con un resultado de búsqueda negativo.
Aun así, los bomberos de Castro Urdiales y una embarcación de Salvamento Marítimo han vuelto este martes a primera hora de la mañana a la zona, para echar un último vistazo y poder despejar alguna de las incógnitas, como ¿a quién pertenecen las chanclas? ¿y la boya? ¿son de la misma persona? Al no constar denuncias por desaparición, de momento, informan desde el 112, «se estará atento, pero sin operativo activado».
Lo que sí saben los efectivos es que esa playa artificial de El Berrón, de mucha tierra y roca, pero sin arena, es un lugar habitual de pesca submarina. «Suelen bajar solo con el buzo de neopreno y las chanclas», señalan los bomberos, que barajan diversas hipótesis: la del pescador furtivo pero preocupado por su seguridad (de ahí que se llevara una boya de localización, por si le pasaba algo) o la coincidencia en el tiempo y el espacio de las chanclas y la boya.
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