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El final del Hotel Miramar está cada vez más cerca. Visitantes y castreños se preguntan cada día cuándo será demolido el edificio, ya que las previsiones iniciales apuntaban al mes de diciembre del pasado año al iniciarse los trabajos en octubre, pero aún continúan ... las vallas que bordean el perímetro, prohibiendo el paso a todas aquellas personas ajenas a la obra. Las cintas amarillas que advierten del peligro de la presencia de amianto en el edificio indicaban que los operarios encargados de esta tarea comenzarían sus labores próximamente. Y así ha sido. Los profesionales correspondientes se trasladaban a las inmediaciones de la construcción a principios de esta semana, provistos con buzos y máscaras blancas para poder eliminar este componente perjudicial para la salud.
«Las labores de desamiantado duran unas dos semanas. En esas labores se va a retirar el amianto de cubierta y se van a desmontar las bajantes. A partir del 3 de febrero entrará la maquinaria pesada a realizar el resto de la demolición y la duración será de unos siete a diez días», comunicó a este periódico el concejal de Obras, Alejandro Fernández, añadiendo que «habrá que picar en la zona de la playa para quitar el hormigón sobre el que se encuentra el Hotel». «Lo que suponga económicamente la eliminación del amianto es una cuestión de Costas y lo que es la obra en sí», apuntó Fernández.
331.754 euros es el coste de los trabajos de derribo a cargo de la empresa pública Tragsa.
2 meses era el plazo de ejecución inicial de las obras de demolición del edificio.
1 millón de euros recibirán los propietarios del inmueble por la expropiación.
Así las cosas, los profesionales encargados de retirar el componente trabajaban en distintos lugares del edificio, no limitándose a la zona del tejado del hotel, ya que también realizaban diferentes actuaciones en las columnas que se encuentran invadiendo el paseo, así como en los laterales del edificio.
Como se recordará, tras la eliminación del amianto acudirá la retroexcavadora para demoler el edificio en partes transversales, de arriba abajo, haciendo la correspondiente selección de residuos y así se dará fin a esta construcción que ha formado parte de la historia de Castro Urdiales, un edificio que se levantó en la década de los años cuarenta del pasado siglo y que en poco tiempo solo permanecerá en fotos, viejas postales y el recuerdo de vecinos y turistas.
Ante el inminente derribo, algo que desean los castreños es «poder volver a la normalidad lo antes posible». «Ya de estar así, en el esqueleto, que lo tiren pronto», señala la vecina de Castro, Marián Muñoz, quien añade que, además de «feo», es «muy molesto». «Es incómodo pasar por la zona porque tienes que cruzar por varios pasos de cebra para bordear el perímetro del hotel. Tienes que dar toda la vuelta y muchos coches no paran en el paso para peatones que pintaron para las obras», aseguró esta vecina que frecuenta diariamente el paseo marítimo para ir desde el centro hasta el barrio de Cotolino. «Hay mucha gente que piensa que se podía haber hecho algo, un espacio cultural o para la juventud. Es una pena que no se haya podido hacer nada», concluyó esta castreña. Otro vecino, de acuerdo con las palabras de Muñoz, señala que la circulación «está complicada para los ciclistas, porque no tienen su carril bici y hay padres que van con niños, sobre todo los fines de semana». Por otro lado, también afirma que algunos ciclistas «no respetan a los peatones». «Como tienen que dar la curva pasan por donde pueden y cruzan a su libre albedrío», finaliza
Las últimas semanas del edificio en pie dejarán paso a la reconstrucción del paseo marítimo. Según explicó anteriormente el concejal de Obras, la actuación podrá darse totalmente por finalizada después de los trabajos del pavimentado de la acera, dando continuidad a la balaustrada, el paseo marítimo y las jardineras del mismo. Así pues, el proyecto prevé que la zona nueva de paseo sea igual a la ya existente, respetando el deslinde marítimo-terrestre. Con el final de las obras podrán quitarse las vallas del perímetro, tanto en la zona de la playa, como en la carretera y el carril bici, recuperando la normalidad que tanto esperan los vecinos de la zona y aquellos que caminan por el frecuentado paseo marítimo.
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