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Ainhoa de las Heras
Castro Urdiales
Martes, 12 de noviembre 2024, 01:00
Nueve meses después del asesinato de Silvia López Gayubas en Castro Urdiales a manos de sus dos hijos, ya hay sentencia firme, debido a que la jurisdicción del Menor impone tiempos de instrucción mucho más ajustados que la Justicia de adultos. Así, el Juzgado ... de Menores de Santander ha condenado al hijo mayor, de 15 años en el momento de los hechos, aunque cumplió 16 a los pocos días del crimen, a la pena máxima que prevé la Ley del Menor: seis años de internamiento en un centro cerrado. Se trata de una medida de seguridad, con un objetivo reeducativo, no de una condena como se denomina con los adultos.
La jueza establece la pena más severa que prevé la ley para esa franja de edad -si hubiera tenido ya cumplidos los 16 años, la medida se podría haber elevado hasta los diez años- por la «extrema gravedad de los hechos». La sentencia de conformidad ha sido acordada entre las partes y aceptada por el acusado. Además de por asesinato, se le castiga también por un delito de agresión sexual contra su madre adoptiva, ambos con la circunstancia agravante de parentesco y sin ninguna atenuante por su estado mental.
Según la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico, el ataque fue premeditado por ambos menores. El crimen se produjo el 7 de febrero de 2024, sobre las 17.30 horas, en el chalé familiar, ubicado en la calle Monte Cerredo de Castro.
«Actuando de común acuerdo (...) y según ambos habían planeado con anterioridad, con el propósito de acabar con la vida de la madre, cuando esta se encontraba comiendo sola en la cocina de la vivienda, de forma sorpresiva se abalanzaron sobre ella». La resolución no menciona que existieran malos tratos o una discusión previa, tal y como alegó el hermano mayor en su declaración ante la Fiscalía y contó también mientras era atendido en el Hospital Valdecilla de Santander. Silvia, que contaba con 48 años y era celadora de la Unidad de Medicina Nuclear del Hospital de Cruces, en Baracaldo, y su marido adoptaron a los dos hermanos, nacidos en Rusia, cuando tenían 4 y 2 años, para no separarlos.
Según el relato de hechos considerado probado, «mientras el menor inimputable la sujetaba por detrás cogiéndola del cuello y apretándola fuertemente haciéndola caer al suelo», el otro adolescente cogió un cuchillo del escurreplatos y empezó a clavarlo con fuerza en la cabeza de la madre y en la parte posterior del cuello. La mujer trató en vano de defenderse.
Debido a las múltiples heridas, Silvia comenzó a sangrar abundantemente, por lo que el autor de las cuchilladas decidió despojarle de la ropa. Fue en ese momento cuando, según detalla la resolución, «con ánimo libidinoso le introdujo varias veces los dedos en la vagina», motivo por el que ha sido condenado por agresión sexual. Este extremo se conoció durante la investigación.
A continuación, el menor colocó dos bolsas de basura en la cabeza de su madre y otra abierta por abajo en la zona genital, y le ató pies y manos con cinta aislante. Entre los dos hermanos, trasladaron el cuerpo hasta el garaje, comunicado directamente con la vivienda por unas escaleras, y lo introdujeron en el coche. Entonces, con la intención de eliminar huellas y simular que habían sufrido un secuestro, limpiaron el rastro de sangre y dejaron una nota en la mesa de la cocina en la que se podía leer la palabra 'ayuda'.
Ambos hermanos colocaron el cuerpo en el suelo de la parte trasera del turismo familiar y el mayor intentó arrancarlo, pero debido a su falta de pericia, lo empotró contra la pared de la cochera. Entonces, decidieron dejar allí el cadáver dentro del utilitario. Juntos se fueron al centro del pueblo y estuvieron merendando en un establecimiento. Antes de huir cogieron una mochila en la que metieron el teléfono móvil de la madre y su tarjeta de crédito.
El hermano mayor atendió una de las insistentes llamadas de la abuela al número de su madre pasadas las ocho de la tarde y le comunicó que habían sido «secuestrados». La mujer avisó a la Guardia Civil, que se presentó de inmediato en la vivienda familiar y descubrió el cuerpo sin vida de la mujer en el coche. Los agentes iniciaron entonces la búsqueda de los dos hijos, que fueron localizados pasada la una y media de la madrugada en el parque Cotolino de la localidad castreña.
Según la autopsia practicada al cadáver, la data de la muerte se estableció entre las 18.00 y las 21.00 horas de aquel día por desangramiento, debido principalmente a tres heridas inciso penetrantes por arma blanca en la nuca, que provocaron a Silvia una gran hemorragia. También presentaba dieciocho cortes de cuchillo en distintas partes de la cabeza, además de lesiones en el cuello por estrangulación y otras de tipo contuso (por golpes) en cara y cráneo.
Además, también se le imponen al hijo mayor tres años de libertad vigilada «con el contenido educativo que se determine» y se le prohíbe acercarse a menos de 300 metros a su padre, sus abuelos y su tío maternos, que han ejercido la acusación particular en este caso.
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