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Nació para ofrecer a los turistas un motivo para acudir a Castro Urdiales, y vaya si funcionó. El primer Coso Blanco que se organizó, el 8 de agosto de 1948, «resultó brillantísimo tanto por el número de carrozas presentadas, como por la gran afluencia de ... forasteros que en ese día nos visitaron», según relataron los cronistas de la época, y un gran acontecimiento que vivió con gran expectación en los días previos. Se hablaba en el rotativo 'La Ilustración de Castro' de que «existe mucho entusiasmo y una curiosidad poco corriente en estos preliminares de la gran fiesta que el próximo domingo ha de celebrarse con atuendo de extraordinario acontecimiento. El Coso Banco ha prendido en el entusiasmo de las gentes que se preguntan un poco sorprendidas si será verdad tanta belleza».
Poco se imaginaría su precursor, el por entonces alcalde León Villanueva Orbea, que la fiesta iba a convertirse en una de las más, sino la más importante, de Castro Urdiales, y que 74 años después continuaría despertando tanto entusiasmo como en su primera edición.
Villanueva fue el promotor de la fiesta, importada de La Habana (Cuba). Buscaba promocionar el verano en la ciudad, dar un aliciente a los visitantes. El regidor adaptó así la idea aportada por Carmelo Nigra, con la colaboración también de Luis Ulacia, que conocía una fiesta muy popular denominada 'El Cosso' que se hacía en La Habana (Cuba). Si bien es cierto, que años atrás se hacía un desfile un poco diferente, con adornos florales, similar a la fiesta del vecino Laredo, la Batalla de Flores.
La entonces Avenida del Generalísimo -hoy las inmediaciones del parque de Amestoy- se engalanó para el gran acontecimiento «con banderas y gallardetes», y presentaba «un aspecto del todo deslumbrante». A las 12 de la noche comenzó el primer desfile de la historia del Coso Blanco, que duró hasta la una y media, y después prosiguió la fiesta.
En cuanto a los carrocistas, destacó la participación de un grupo de obreros del Ayuntamiento, que se llevaron el tercer premio, valorado en 1.000 pesetas. También participó el gremio de hostelería, la Sociedad Tenis Club o la Sociedad de Tiro al Plato, entre otros. Hubo premios a partir de las 4.000 pesetas para los grupos carrocistas, pero también se agració a las muchachas mejor vestidas en consonancia con la carroza que ocupaban, y a los balcones de las viviendas de la calle del recorrido, que se adornaron para la ocasión con flores y farolillos.
Una idea, la de Villanueva, que ha arraigado de tal manera en la sociedad castreña que la fiesta no solo ha perdurado hasta la actualidad, sino que a día de hoy es una de las más singulares de la región. Por supuesto, la presencia de los turistas que acuden a Castro Urdiales para compartir con los vecinos la alegría del Coso Blanco es multitudinaria, y tienen marcada en el calendario la fecha del primer viernes de julio, si bien la celebración ha ido modificando sus fechas. De celebrarse en agosto en un primer momento, pasó a realizarse en julio, para quedar fijada de manera definitiva en el primer viernes del mes del mes de julio.
Hoy, 74 años después, los castreños volverán a demostrar su hospitalidad con los foráneos y a exhibir las carrozas más vistosas después de dos años sin desfilar a causa del covid. La 73 edición del Coso Blanco contará en esta ocasión con la participación de seis grupos carrocistas que presentarán nueve creaciones. Francis2, Quintana Amigos y Malora, llevarán dos carrozas cada uno y el resto, Cantu Santa Ana, Colococos y José Antonio Salazar, presentarán una.
Durante la mañana de hoy se desvelará el gran secreto: los diseños de las carrozas. Los trabajos estarán expuestos a lo largo del día en el entorno del parque de Amestoy, y a las 22.30 horas está previsto el inicio del desfile, con premios para los grupos carrocistas, al vestuario y miss, míster, rey y reina infantil.
Concluido el desfile el público disfrutará de un espectáculo de fuegos artificiales y verbena a cargo del grupo Star Ways Band en el parque de Amestoy, pudiendo prolongar la fiesta por los bares de Castro.
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