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Un grupo de visitantes, en los jardines del castillo. I. BAJO
Eclecticismo y naturaleza en los jardines de Ocharan

Eclecticismo y naturaleza en los jardines de Ocharan

La visita a la finca de la residencia es una oportunidad para ver de cerca el castillo-observatorio y aproximarse a la figura del reputado empresario

Domingo, 24 de julio 2022, 08:02

El departamento de turismo de Castro Urdiales ha retomado este verano las visitas a la zona ajardinada del entorno del Castillo de Ocharan. Una oportunidad para los vecinos y foráneos de acercarse a la figura del ilustre vecino Luis Ocharan Mazas, y al patrimonio que dejó en la ciudad, un conjunto arquitectónico compuesto por el palacete y el castillo-observatorio, hoy declarados Bien de Interés Cultural (BIC), pero que al tratarse de una finca privada son contadas las ocasiones para adentrarse intramuros de este entorno monumental y natural rodeado de una extensa zona ajardinada.

No es de extrañar que algunas personas que no llegan a tiempo para coger una plaza para la visita esperen pacientemente a que entren todos los inscritos para aprovecharse de alguna baja y poder verlo, aunque la cita solo permite ver los jardines y el exterior del castillo-observatorio. En julio el Ayuntamiento ha podido concertar visitas dos días, con dos turnos por la mañana y otros dos por la tarde, que se repetirán en agosto y seguramente vuelvan a completar el aforo de veinte personas.

El acceso permite a los afortunados que consiguen uno de los pases disfrutar de la riqueza paisajística de los jardines del Castillo de Ocharan, las especies arbóreas más importantes que allí se encuentran, así como conocer más al detalle el recinto del castillo, lugar de preferencia de vida de Luis Ocharan Mazas.

Reputado empresario, con una gran sensibilidad para el arte, se rodeó de artistas como Daniel Zuloaga, cuya presencia se destaca en estos pases a la finca por ser obra suya los azulejos de las fuentes que existen en la parcela, y que también se encuentran en el palacio. Nacido en Bilbao, Ocharan llegó a Castro Urdiales en los años sesenta del siglo XIX al trasladarse su familia por sus negocios mineros. El conjunto arquitectónico que fue su residencia en Castro es obra del arquitecto castreño Eladio Laredo, declarado Monumento Histórico en 1984 y Bien de Interés Cultural un año después.

El departamento de Turismo ha retomadolas visitas, que volverán a repetirse en agosto

'Toki Eder' –bello paraje en euskera– se denomina el palacete, que queda fuera del alcance de estas visitas concertadas, si bien alimenta las ensoñaciones de sus efímeros visitantes. Dos castreñas, en este caso, que fantasean con ser invitadas algún día a un baile de gala de la familia para resarcir su curiosidad de visitar el interior de alguna de las dos residencias, bien el 'Toki Eder' o el castillo. Cualquiera de las opciones será bienvenida. «Si me invitan te llevo conmigo», le promete una a la otra.

Más de cincuenta especies

Gran aficionado a la fotografía y a la astronomía, Ocharan se hizo construir un observatorio junto al castillo en el que no quiso instalar luz eléctrica para poder contemplar mejor el firmamento.

Y en cuanto al jardín, responde a su interés por la botánica y la naturaleza. «Creó su propio jardín romántico dándole vida a través de fuentes –tres en total–, agua y elementos más modernos», destaca Rosa Palacio, concejala de Turismo. Su objetivo era «que la naturaleza se muestre como es en verdad y observar el paso del tiempo en este medio y cómo se comportaba la naturaleza». Más de cincuenta especies arbóreas conviven en las cinco hectáreas y pico en la que se trabajó su paisajismo creando un ecosistema propio. Entre las especies se encuentran dos cocoteros, secuoyas, tilos, acacias, laureles y dos árboles Ginkgo Biloba, muchos de ellos con más de cien años, traídos por el mismo Ocharan de sus viajes comerciales.

El agua de la piscina es salada, antiguamente era un estanque, y proviene del Muelle de Don Luis, que mandó construir para evitar aranceles de otros puertos y desde su residencia podía controlar sus barcos y su negocio.

Aunque el interior de los edificios es un misterio, los visitantes disfrutan con el proyecto botánico de Ocharan, las fuentes rematadas con los azulejos de Zuloaga, la mezcla de estilos del castillo y la casa del reloj que marca la hora real. «Tengo casa aquí y siempre me había llamado la atención. A lo que tenemos acceso es a los jardines, y viéndolos te puedes hacer una pequeña idea del resto, pero de momento con esto lo disfruto», comenta Ana en el ecuador de la visita.

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