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La madrugada del pasado domingo, en la que se sucedieron diversos altercados en Castro Urdiales, pudo acabar en tragedia. Uno de los tres jóvenes que fue agredido con arma blanca, de 18 años y residente en Burgos, fue operado el lunes de urgencia, durante ... cuatro horas, como consecuencia de una hemorragia interna. «No lo mató de milagro; si lo llega a pinchar en el costado izquierdo estaba muerto», relató ayer a El Diario Montañés un familiar del joven que, junto a dos amigos, se encontraba de viaje de fin de curso cuando tuvo lugar la agresión.
«Habían ido a Santander a pasar el fin de semana y desde allí decidieron ir de fiesta a Castro Urdiales. Al salir de un local se encontraron con unos chicos que se estaban metiendo con un chaval. Uno de los amigos de mi pariente les pidió que dejaran en paz al chico y fue cuando le pegaron un botellazo en la cabeza y le rajaron el cuello. Al otro amigo lo pincharon en el hombro y a mi familiar en el costado, provocándole heridas en el pulmón, el hígado y la pleura». Este último, que se encuentra en la UCI de Valdecilla, cree que los implicados en la agresión eran cuatro jóvenes. «Se marcharon de allí corriendo, deben de ser de alguna banda. De hecho, la novia de uno de los agresores ha debido testificar sobre lo ocurrido, parece que pincharon a otros dos chicos en Santander y ya han detenido a alguien, pero al resto aún no», afirmó esta allegada del principal agredido.
Los otros dos amigos fueron dados de alta el pasado lunes en el Hospital de Laredo, a donde fueron trasladados el domingo tras la reyerta, y se recuperan en sus respectivos domicilios.
Esta integrante de la familia del joven que se encuentra en la UCI se mostraba ayer «indignada» por la «escasa» y «errónea» información que ha trascendido sobre este suceso (lo poco que se ha conocido ha sido a través de la Policía Local de Castro y Guardia Civil). «No ha sido una tontería. Esto es de película. Que tu hijo salga un día por la noche de fiesta y se encuentre con gente así, a cuchillada limpia... Esto es España, no es Colombia ni México. Es que ni siquiera hubo una pelea. Simplemente pidieron a ese grupo de chavales que dejaran en paz a un chico y la respuesta fue esa agresión, no sé si con una navaja o un puñal».
Los padres de los tres jóvenes agredidos ya han denunciado los hechos, algunos en el cuartel de Castro Urdiales y otros en Santander, y está abierta una investigación sobre la que ni la Guardia Civil ni la Policía Local han querido dar ningún detalle. «No soy policía pero creo que deberían localizar al chico al que estaban increpando antes de agredir a mi allegado. Ese chaval podrá identificar a los agresores», apunta la pariente del joven que se encuentra más grave, con la esperanza de que localicen cuanto antes a los responsables del altercado que pudo acabar con la vida del burgalés de 18 años.
El hecho de que la puñalada que recibió no le afectara directamente al corazón no fue lo único que evitó la muerte del joven que está ingresado en Valdecilla. La asistencia que le prestó el responsable del servicio de salvamento en playas de DYA Cantabria, Gabriel Aguirre, fue crucial.
La alcaldesa de Castro Urdiales, Susana Herrán (PSOE), tampoco quiso pronunciarse ayer sobre la situación que está soportando la ciudad desde hace varios fines de semana como consecuencia de la visita masiva de jóvenes procedentes en su mayoría del País Vasco, donde la hostelería cierra sus puertas a las 00.00 horas. La que sí se pronunció fue la Asociación de Policía Local y Bomberos de Castro para denunciar las «enormes carencias en materia de seguridad» del municipio: «Dos patrullas capearon como pudieron la noche del sábado».
Eran algo más de las tres de la madrugada cuando este socorrista -también responsable de la Unidad Acuática de DYA Vizcaya- se marchaba ya para su casa tras unas horas de fiesta cuando un amigo le alertó de que un joven, que se encontraba en un portal de la calle Artiñano, se estaba desangrando. Sin dudarlo un segundo echó a correr desde la calle Santander donde se encontraba, a unos cien metros, y cuando llegó vio al chico con las manos en la herida. «Le levanté las manos y sangraba mucho. Tenía un navajazo importante, de unos cinco centímetros, en el costado derecho, hacia la mitad del tronco». Como se temía que podía tener un neumotórax (colapso pulmonar), presionó «bastante» la herida, porque «sangraba abundantemente».
«Cogí una camiseta y presioné para cortar la hemorragia y con la ayuda de otras dos personas lo mantuvimos consciente permanentemente, ya que se quedaba algo dormido. Mandé a una amigo a la calle Santander para que le indicase a la ambulancia dónde nos encontrábamos, también le pedí a la Guardia Civil que diera aviso al SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria), pero no vino. Los que vinieron, 40 minutos después del aviso y con la excusa de que sólo eran dos, fueron dos técnicos del 061 en una ambulancia. Se podía haber muerto el chico. No mandaron ni un médico en un coche», lamenta.
El coordinador del servicio de playas de Castro cuenta que en ese momento el joven herido se «retorcía de dolor». «¿Qué me pasa? Me muero», decía. «Le estiramos en el suelo. Mi idea era levantar la zona donde tenía la herida para que no fuera toda la sangre ahí, asegurar el decúbito supino (boca arriba)».
A los otros dos amigos del joven que tuvo que ser evacuado en ambulancia hasta Valdecilla también los tuvieron que atender en ese momento. «Uno tenía un corte en la espalda, que vendamos después, y el otro presentaba cortes superficiales. Creo que también había un tercer amigo herido», cuenta este voluntario de DYA Cantabria, que ayer calmó su «nerviosismo» tras saber que el joven se está recuperando.
La delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, avanzó ayer que tras los diferentes altercados producidos durante la madrugada del pasado domingo se va a montar en Castro Urdiales un dispositivo para este próximo fin de semana y después «se irá valorando» si se mantiene en el futuro.
Quiñones calificó de «lamentables» las imágenes difundidas del pasado sábado teniendo en cuenta la situación sanitaria actual, en la que «vamos saliendo de una pandemia pero todavía tenemos que seguir manteniendo una serie de medidas sanitarias que son imprescindibles».
Por ello, la delegada del Gobierno en Cantabria apeló a la responsabilidad individual y pidió ser conscientes de que «no puede haber un Guardia Civil detrás de cada persona». «Si entramos en una calle en la que no se puede andar, desde luego estamos incumpliendo las medidas sanitarias marcadas por Salud Pública», afirmó.
Quiñones reconoció que este pasado fin de semana, que ha sido «masivo» y ha generado varias retenciones en las carreteras cántabras, es la antesala de un verano que va a ser «muy importante» de cara al turismo pero también «muy complicado» en lo relativo a la labor de la Guardia Civil. Por ello, apostó por que haya coordinación entre Policía Local y Guardia Civil para garantizar la seguridad en la comunidad, pero también «como ciudadanos tenemos que poner de nuestra parte».
De cara al verano, la Guardia Civil reforzará los cuarteles cántabros con 30 agentes más ante el previsible aumento de la población en los meses estivales por la llegada de turistas.
Así lo dio a conocer ayer la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, a preguntas de la prensa sobre las aglomeraciones que se vivieron este fin de semana en Castro.
Gámez explicó que Cantabria contará próximamente con esa treintena de efectivos «precisamente para atender ese aumento poblacional», un refuerzo que se hace todos los años mediante el 'Plan Verano' de la Guardia Civil en todo el país y de manera «muy concreta» en algunas comunidades autónomas con mayor afluencia de turistas.
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