El Museo Etnográfico de Valle de Villaverde abre sus puertas

En este verano atípico, el museo ha permanecido cerrado por no contar con personal del programa de corporaciones locales para su apertura. «Sus labores serán atender a las visitas guiadas, buscar nuevas exposiciones y contactar con otras oficinas de turismo para recibir más visitantes, entre otras tareas», explicó Esther Gómez, concejala de Turismo del Ayuntamiento de Valle de Villaverde. Y es que, cabe destacar que el edificio cuenta en su interior con la Oficina de Turismo Municipal.

Sobre la apertura del centro una vez pasada la época estival, Gómez aseguró verlo como una «oportunidad». «El museo siempre ha estado abierto durante el verano, pero así no podíamos acoger excursiones ni grupos de asociaciones y colectivos, lo cual es muy interesante también. Abrir en esta época es diferente», afirmó, añadiendo que para que se lleven a cabo esas visitas el centro debe poder afrontar las medidas de prevención ante el covid-19

Además de poder disfrutar de las exposiciones fijas, los visitantes podrán observar hasta el día 29 del presente mes, la exposición itinerante y fotográfica 'Patrimonio subterráneo de Cantabria'. Se trata de una muestra compuesta por 20 imágenes, organizada por la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno regional que presenta la riqueza del patrimonio subterráneo de Cantabria a través de sus cuevas prehistóricas. «El espectador entra en contacto con el arte rupestre creado por sus primeros moradores, así como las formas subterráneas», indicaron desde el Consistorio.

Por otro lado, como se recordará el Museo Etnográfico muestra en una de sus salas el legado y la labor de los antiguos carboneros. En otro de los departamentos se explica una de las joyas naturales del Valle: el Monte Tejea, así como el vino de la región y su elaboración. Además, en la sala central de museo hay expuestos varios instrumentos de labranza, como arados y otros utensilios del campo y también hay numerosos objetos cotidianos como una ordeñadora, una mantequera o paneles de abejas. No puede faltar el deporte típico de la zona con la vitrina dedicada al pasabolo-tablón, donde se muestran sus trofeos y, en otro apartado del museo el visitante se adentra en el mundo de los objetos cotidianos antiguos, con llaves, planchas, licoreras, ornamentos religiosos y diferentes telas y ropas del siglo XIX.