Según desvela el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, el pasado 19 de marzo, la empresa adjudicataria solicitó la suspensión temporal de la obra porque entendía que había que modificar el proyecto inicial, al considerar que no se llegaba al coeficiente de seguridad que debería tener el dique en su totalidad. Para sorpresa del Ejecutivo regional, la adjudicataria planteaba reducir la altura del hormigón en un metro y establecer unos anclajes «muy costosos para intentar conseguir un beneficio económico». «Es una contradicción porque dicen que hay que aumentar la seguridad del dique, pero metiendo menos hormigón», apunta Gochicoa.
Las pretensiones de la empresa fueron rechazadas el pasado 13 mayo por parte de la Consejería de Obras Públicas tras ver los informes del proyectista y del servicio de Puertos de Cantabria, que consideran que no hay motivo alguno para modificar el proyecto, porque, entre otras razones, «se cumple con el coeficiente de seguridad».
Así las cosas, el Ejecutivo regional ha ordenado a la empresa que ejecute el contrato en los términos en los que se aprobó y se licitó. Sin embargo, Vías y Obras «no ha dado señales de vida» desde hace más de una semana, razón por la que el Ejecutivo regional envió el pasado miércoles un burofax instándoles a que reanuden las obras «de manera inminente» con la advertencia de posibles penalizaciones, y teniendo en cuenta el «elevado retraso» de la obra respecto al plan de trabajo previsto.
Según detalla el consejero, desde que comenzaran las obras el pasado mes de octubre, los trabajos que se han realizado se han centrado en la reparación de la banqueta con buzos y una primera parte del hormigonado, «pero una cantidad baja sobre el presupuesto de la obra». «Ahora vendría la fase más masiva de colocación del hormigonado que corresponde».
Gochicoa cree que el problema de la empresa para no querer seguir con la obra responde a una cuestión económica, «debe creer que va a perder dinero». «La empresa es de fuera y no conocía la idiosincrasia de Castro, y que prácticamente sólo hay una planta de hormigonado cercana. Creían que podían tener otros precios de ese hormigón».
El consejero espera que la empresa cambie su actitud ante las posibles penalizaciones y no resuelva el contrato, ya que eso, como ocurrió con la obra de los túneles de Ocharan, supondría tener que volver a licitarla con el retraso que conllevaría. «Esperemos que no sea el caso».
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