El refuerzo del rompeolas de Castro obliga a cerrar el paso a los peatones

El pasado 25 de octubre se procedió a la firma del acta de replanteo, lo que supone el inicio de la actuación, es decir, desde ese día empieza a contar el plazo de ejecución de las obras. Aunque desde ese día los vecinos de Castro no han visto ningún tipo de actuación, eso no quiere decir que la obra se haya retrasado. Al menos así lo manifestaron, en declaraciones a este periódico, fuentes de la Consejería de Obras Públicas.

«La obra no empieza con el cierre del rompeolas. Hay otros trabajos previos, otros preparativos», señalaron desde el departamento que dirige el consejero Jose Luis Gochicoa. «Esa es una fase más de las que vendrán sucesivamente a lo largo de las próximas semanas», apuntaron, al tiempo que descartaron que la actuación haya sufrido un retraso como consecuencia de las adversas condiciones meteorológicas del pasado mes de noviembre.

Cabe recordar, que esta actuación, que corre a cargo de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria, se ha dividido en dos fases. La primera cuenta con un plazo de ejecución de quince meses se ha adjudicado a la empresa por un importe de 2.239.534 euros.

Esta primera actuación afectará a la zona que tiene un mayor número de cavidades y conductos y presenta un mayor deterioro. De este modo se logrará reducir la probabilidad de fallo del dique vertical y aumentar la anchura y el peso del mismo, además de mejorar su integridad reforzando el exterior con hormigón armado. «Vamos a actuar sobre la parte que tiene menor seguridad», apuntó el pasado 19 de octubre el consejero de Obras Públicas, que ya avanzó que la intención de su departamento es acometer la segunda fase de esta obra -que afecta al resto del dique- en la presente legislatura.

Con el objetivo de reducir las presiones acuáticas en la losa de coronación, se dispondrán tubos dren en cada metro de longitud para dar salida al agua de un modo ordenado y, para garantizar la correcta cimentación del dique, se recrecerá la escollera hasta un ancho de 5 metros y un peso de 300 kilogramos. Además, está proyectada la reparación de aquellas zonas en mayor contacto con el mar y que, por ende, están más deterioradas, por medio de la reconstrucción de los huecos detectados con mortero, sacos, resina o pastas. Las obras deberán llevarse a cabo durante la bajamar, con lo que durante los primeros meses serán los buzos los que realizarán diversos trabajos bajo el agua como la construcción de una escollera y el posterior hormigonado. «Estas tareas nos llevaran unos cuatro o cinco meses».

En este sentido, el consejero de Obras Públicas anunció que durante los próximo días al inicio de la obra habría «un tránsito de camiones con piedras grandes de escollera y después cargados de hormigón que tendrán que atravesar por la zona portuaria».

Después, se prevé la colocación de una losa nueva de 60 centímetros a lo largo de todo el paseo para alargar su vida útil, paseo que se va a ensanchar en 3,5 metros. «La solución adoptada por los servicios de la Consejería permitirá una mayor durabilidad del dique al tener en cuenta parámetros de seguridad mayores, equivalentes a los exigidos actualmente por las ROM si la infraestructura fuera de nueva construcción». La obra se rematará con la instalación de mobiliario urbano, como bancos y una barandilla.

Según detalló Gochicoa, la intención de su departamento es que para el próximo verano se pueda habilitar un paso para los peatones, ya que a nadie se le escapa que el rompeolas es una de las zonas de Castro más transitada tanto por vecinos como por visitantes y turistas.

«Con esta actuación se mejora la seguridad del dique y se crea un espacio más cómodo. Porque ahora mismo el grado de seguridad del rompeolas está muy justo y con los temporales que se suceden en los últimos años nunca se sabe qué puede pasar», aseguró.

La Plataforma para Salvar la Bahía -un colectivo que se opuso a la construcción del puerto deportivo que proyectó hace dos legislaturas el Gobierno regional (presidido por entonces por PRC y PSOE)- se manifestó en 2017 para señalar que aún persisten problemas en el puerto de Castro que exige inversiones por parte del Ejecutivo regional, entre ellos, «el impulso que merece la restauración del rompeolas, más allá de los parcheos a los que se le viene sometiendo últimamente; la atención a las tareas de mantenimiento de las infraestructuras del puerto; o la exigencia de una mayor limpieza de las aguas e infraestructuras portuarias».

Asimismo, la Plataforma vecinal recordaba «la necesidad de realizar un Plan de Ordenación de los Usos del Puerto que valore las cualidades históricas y patrimoniales del puerto castreño, así como sus valores ambientales y sus potencialidades como recurso para el turismo, el deporte, el ocio y la pesca, y un plan que muestre una alternativa sostenible a la ordenación portuaria alejada de actuaciones desmesuradas como la del puerto deportivo que deben ser definitivamente erradicadas».

Los vecinos de Castro tiene una especial sensibilidad con el estado de esta infraestructura portuaria, teniendo en cuenta que es un lugar emblemático por el que transitan a diario cientos de personas, tanto vecinos como turistas. Algunos lo hacen corriendo y otros paseando, que son los que tienen la costumbre de dar la famosa patada al fondo del espigón. Es una tradición en Castro desde hace unos cuantos años. Y los vecinos no quieren perderla. De ahí que el rompeolas sea un espacio singular para los castreños.