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Alexander aguilera
Lunes, 19 de marzo 2018, 11:00
Con tan solo 21 años, el castreño Aitor Galende puede decir en voz alta que lleva toda una vida dedicada al mundo de la danza. El hecho de tener que irse a estudiar su gran pasión lejos de su ciudad, familia y amigos no supuso ... ninguna barrera para este bailarín que, tras tres años como estudiante, actualmente trabaja en la Birmingham Royal Ballet, una de las tres compañías más importantes del Reino Unido.
A pesar de la distancia, Aitor se siente muy afortunado de poder hacer lo que le gusta y, más aún, de ser partícipe de proyectos tan ambiciosos como la gira que realizará con su compañía por Japón y Estados Unidos, hecho que muestra, muy a las claras, el gran talento que posee este castreño.
-¿Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la danza?
-Empecé a bailar con 4 años y para mí, el baile siempre ha sido una forma de expresión que me ha aportado felicidad durante los 17 años que llevo practicándolo. Por otro lado, también hay campos que me gustaría explorar en un futuro como la profesión de actor. No me considero un bailarín muy técnico, así que cuando me dan un papel que requiere actuar más que bailar, me siento muy cómodo.
-¿Cuál fue la razón principal que le llevó a desplazarse hasta Londres para estudiar en la Royal Ballet School?
-Yo sabía que, si me quería dedicar a esto, debía marcharme de España porque la cultura no está valorada como en otros países. Siempre tuve la mentalidad de tener que irme de mi país para poder hacer lo que me gusta.
-¿Ha tenido momentos en los que se le ha pasado por la cabeza volver y dejar sus estudios?
-Nunca. Gracias a todo el esfuerzo y sacrificio que mi familia y yo hemos hecho desde que era pequeño he tenido la posibilidad de entrar en la escuela de ballet número 1 del mundo, algo que me hacer sentirme muy privilegiado.
-¿Cómo lleva estar tanto tiempo lejos de su familia y amigos?
-Después de cinco años fuera de casa ya me he acostumbrado. Mi vida ahora mismo está aquí, en Reino Unido, pero hoy en día gracias a la tecnología hablamos todos los días y me siento cerca de ellos incluso en la distancia.
-¿Le costó mucho tiempo adaptarse a la vida en Londres?
-Las dos primeras semanas fueron, probablemente, las más difíciles. Es otra cultura, otros horarios y un nuevo entorno. Sin embargo, ya estoy acostumbrado y ahora me costaría volver a otro tipo de vida.
-¿Qué es lo que más destacaría de su etapa como estudiante?
-Todo lo que aprendí. Aprendí a convivir con gente que comparte la misma pasión que yo, gente de otras culturas. Aprendí a ser independiente y a valorar lo que te tengo, los lugares a los que he llegado y a no tomar nada por sentado.
-¿Imaginó al empezar sus estudios que se encontraría en la situación que está ahora?
-Para mí siempre ha sido un sueño vivir en el extranjero haciendo lo que me gusta. Me considero muy afortunado de ir cumpliendo poco a poco mis objetivos.
-¿Es muy grande el cambio de la escuela a trabajar en la compañía?
-Estoy en el Birmingham Royal Ballet, una de las tres compañías más grandes del Reino Unido y el cambio fue muy grande ya que pasas de que estén pendiente de ti las 24 horas a ser independiente y tener que cuidarte por ti mismo.
-En las vacaciones de verano de 2017 adelantó que tenía previsto salir de gira a Virginia -Estados Unidos- y Japón, ¿siguen en pie estos planes?
-Si. Viajaremos a Estados Unidos y Japón en abril y mayo. Tengo muchas ganas de ir a América por primera vez y de volver a un sitio tan increíble como Japón. Siempre son experiencias inolvidables.
-¿Tiene algún proyecto en mente al margen de esta gira?
-Tengo un papel muy interesante dentro de poco que haré también en Japón: Alain en 'La Fille Mal Gardée'. Japón es un país donde la cultura está muy valorada y aprecian mucho a los artistas.
-¿Siente que su trabajo es reconocido?
-Sí y no. Siento que mi trabajo es reconocido en el Reino Unido. De hecho, recibo mensajes y postales después de actuaciones de gente que aprecia mis actuaciones, pero siendo sincero, me encantaría ser reconocido por lo que hago en la ciudad y el país de donde vengo. Pienso que no es algo común ser bailarín y llegar a donde he llegado y me gustaría que eso fuera más apreciado. Si hubiera un teatro en Castro, me encantaría organizar una gala y hacer de este arte algo reconocido como lo que se merece.
-¿Diría que el ballet está en un punto álgido?
-Tiene sus puntos álgidos al igual que bajos. Gracias a las redes sociales y a las nuevas maneras de anunciar actuaciones y nuevos proyectos, es más fácil llegar al público y hacer que la gente se interese más y vengan a vernos.
-¿Qué te aporta el ballet?
-Me aporta felicidad cuando estoy en el escenario e intento que el público se lo pase bien, sacar sus emociones, transportarlos a otro mundo y evadirles de la vida fuera de ese teatro, es algo muy gratificante.
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