El tesoro oculto de Castro Urdiales
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El Ayuntamiento organiza visitas guiadas al Palacete, Castillo y Jardines de Ocharan, Bien de Interés Cultural desde 1985Secciones
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El Ayuntamiento organiza visitas guiadas al Palacete, Castillo y Jardines de Ocharan, Bien de Interés Cultural desde 1985Si hay un municipio en Cantabria que puede presumir de Bienes de Interés Cultural es sin duda Castro Urdiales, que atesora un total de veintitrés. Entre ellos se encuentra el Palacete, Castillo-Observatorio y Jardines de la familia Ocharan, un conglomerado cultural y medioambiental que, ... desde los años setenta, es propiedad de la familia De la Vía y que muchos vecinos no conocen.
Este singular conjunto, construido a principios del siglo pasado, es fruto de la colaboración que establecieron el magnate vasco Luis de Ocharan Mazas (empresario de la minería, fotógrafo y escritor) y el arquitecto castreño Eladio Laredo. Eclecticista, el palacio se levantó en torno al año 1900, y el castillo, de inspiración neomudéjar y neogótica, hacia 1913.
Luis de Ocharan encargó el palacio a Eladio Laredo y escogió un marco incomparable desde el que podía ver cómo descargaban sus barcos en el muelle, que precisamente hoy se conoce como muelle de don Luis. 'Toki-Eder' (hermoso lugar) fue el nombre vasco escogido por Ocharan para denominar a este bien de interés cultural.
A mediados de los años setenta del siglo pasado, otro industrial minero, Miguel de la Vía, adquirió este singular conjunto, siendo su residencia y la de sus herederos hasta la actualidad. Entre las propiedades de Miguel de la Vía, se encuentra otro castillo en Galdames, la Casa Torre de Loizaga, en la que se alberga la colección más importante de Rolls Roice de toda Europa.
En el año 2000, el Ayuntamiento de Castro firmó un convenio urbanístico con Canteras Santullán (empresa propiedad de la familia De la Vía) mediante el cual el Consistorio pasaría a ser propietario de 11.000 metros cuadrados de los jardines de Ocharan, a cambio de que se calificaran los terrenos de la cantera de Santullán como suelo industrial para facilitar así su explotación. Asimismo, en el acuerdo se rubricaba la calificación como urbanizable de los terrenos de la zona exterior del Castillo de Ocharan para permitir la construcción de edificios de cuya inversión se haría cargo en su mayor parte la propietaria de los terrenos, esto es, la propia empresa Canteras de Santullán.
Sin embargo, y tras doce años, este acuerdo no se ejecutó del todo y no se exigió a Canteras de Santullán que registrase la cesión de los jardines de Ocharan y diera cuenta de su voluntad de urbanizar los terrenos exteriores de este castillo. En el año 2012, el gobierno local del Partido Popular retomó el convenio, con la intención llevar a cabo una segregación entre la parcela que adquirió y la restante.
De hecho, el Ayuntamiento castreño contaba con el visto bueno de la Consejería de Educación para la creación de un acceso rodado al futuro parque, una zona de esparcimiento situada en pleno casco urbano que el Consistorio pretendía convertir en un lugar de recreo para los vecinos y sus visitantes.
El problema, según señaló entonces el alcalde Iván González, era que si se lleva a cabo esa separación de parcelas mediante la construcción de un muro -como se proponía- los castreños «estaremos desaprovechando un importante atractivo cultural del municipio».
Sabedor de que esa segregación era inviable, el gobierno local actual decidió en el año 2015 organizar visitas guiadas para los alumnos de los colegios e institutos de Castro Urdiales y de Guriezo con el objetivo de que conocieran las instalaciones. En total fueron 2.284 los alumnos los que pasaron por estas dependencias el curso pasado.
Asimismo, el pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento impulsó visitas guiadas para vecinos y visitantes de la mano de las profesoras Ana Belén Lasheras y María Eugenia Escudero Sánchez, doctoras en Historia por la Universidad de Cantabria, rutas que han tenido continuidad desde abril y hasta ahora -con una periodicidad mensual- en este caso con la colaboración del ingeniero agrónomo municipal Pablo Arroyuelos.
«Nos gustaría poder abrir más días y organizar más visitas pero dependemos del visto bueno de los propietarios, que por ley deben abrir cuatro veces al mes de forma gratuita para todo el público», señaló la concejala de Cultura del Consistorio, Elena García, hace unos meses. Al final, el impedimento que tiene el Ayuntamiento castreño para acceder como quisiera a los 11.000 metros cuadrados de la zona norte de los jardines de Ocharan es que sólo hay una entrada al recinto y para poder abrirla necesita el visto bueno de los propietarios del resto de las dependencias.
El pasado miércoles se celebró la última visita guiada al recinto que ha organizado el Ayuntamiento, cita a la que acudieron unas 40 personas a pesar de que la meteorología no acompañaba.
El punto de partida fue junto a la piscina de agua salada situada a unos metros de la entrada al complejo y que se abastece del agua procedente del muelle Don Luis.
Allí, Arroyuelos explicó que los jardines albergan alrededor de unas 50 especies arbóreas.
Entre ellas hay dos cocoteros -son los árboles más emblemáticos-, además de acacias, laureles, tilos, secuoyas y, también, dos árboles del Ginkgo biloba que, además de utilizarse en medicina natural, en Japón se le conoce como el árbol de la esperanza porque, tras la explosión de la bomba atómica de Hiroshima, un viejo ejemplar, situado a un kilómetro de distancia de la explosión, comenzó a brotar mientras el resto de seres vivos de su alrededor quedaron destrozados.
Alicia Merino es vecina de Bilbao y, desde el miércoles pasado, una admiradora más del complejo arquitectónico de Ocharan. «No sabía ni que existía porque apenas paso por aquí, siempre lo hago por el centro del pueblo, y, la verdad, me ha parecido muy interesante», dice la bilbaína, que cree que el Ayuntamiento «debería explotarlo algo más desde el punto de vista turístico». «Es interesante la cantidad de árboles que hay y, sobre todo, la historia de Ocharan».
Entre las asistentes a la visita también había castreñas como Guadalupe Beaskoetxea, que es una de las organizadoras de la Pasión Viviente.
En su caso ya conocía las instalaciones, según ella mejorables. «La parte municipal la vi un poco descuidada y no está muy accesible para la gente mayor. Necesita un lavado de cara», sugiere Guadalupe, que lamenta que «ninguna Corporación haya hecho nada para celebrar más actividades en este complejo». «Hay que darle otras posibilidades», dice la mujer destacando la «generosidad» de Ocharan.
«En estos jardines se pueden contemplar especies de todo el mundo -algunas de ellas de más de cien años- traídas en barcos por el propio Ocharan», comenta el guía durante la ruta al tiempo que destaca la construcción de estanques con fuentes, «dando ese toque romántico a los jardines».
Tras una explicación pormenorizada de los principales ejemplares que se erigen en el jardín, la visita continua por el Castillo, la Casa del Reloj, y, ya cruzando hacia la calle Menéndez Pelayo, finaliza en el Palacio de Ocharan Mazas (a los dos edificios no se puede acceder por ser viviendas privadas). De que el complejo esté en perfectas condiciones, al menos la jardinería, se encarga Pedro Manuel Liendo desde hace ya veintiséis años.
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