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«Entendíamos que no podíamos frenar, porque era cuando la gente nos iba a necesitar más». Así recuerda el presidente de la Asociación Una Más Uno, Kepa Gabancho, el duro revés que ha sufrido la ONG a causa de la pandemia del covid-19. Ni el cierre de los tres primeros meses del estado de alarma, ni la escasez de fondos ha hecho que este colectivo deje de ayudar a los demás. A pesar de las dificultades que se van presentando en el camino, la asociación sigue adelante con su respuesta solidaria con el único objetivo de ayudar unas 100 familias del municipio.
El presente año había comenzado con buen pie para la ONG gracias a la puesta en marcha de diferentes ideas y algunos cambios. De este modo, desde enero hasta principios de marzo, la asociación se encontraba en su mejor momento desde que echó a andar. «Estábamos como nunca. La tienda textil, que es nuestra principal fuente de ingresos, funcionaba muy bien. También las donaciones de juguetes y el calzado, hasta que tuvimos que cerrar en el confinamiento», señala Gabancho, destacando que la delicada situación derivó en un llamamiento de donativos. «Nunca antes habíamos hecho esto, nunca habíamos tenido que pedir que nos ingresasen dinero en una cuenta, pero la gente respondió en una buena medida y algunos lo siguen haciendo», reconoce agradecido.
Pero las necesidades sociales no pueden detenerse, por lo que el voluntariado continuó con el reparto de comida dos veces al mes a todo su colectivo. «Somos una organización de reparto alimentario, pertenecemos al FEGA, el Fondo Agrario Español y al Fondo de Ayuda Europea para los Más Desfavorecidos (FEAD). Afrontamos todos los niveles de gastos, como los alquileres, suministros, seguros, los gastos de la furgoneta y consumibles, lo que son los gastos fijos de cada mes. Esto nos puso en una situación dramática en cuanto a nuestra financiación. Después del confinamiento abrimos la tienda de nuevo y la gente ha respondido muy bien», explica el presidente. Y es que, el local presenta artículos de textil y juguetes de entre uno y cinco euros, unos precios que ofrecen doble beneficio. «El dinero recaudado va para esas personas que más lo necesitan y también hacemos posible que la gente que entra en la tienda pueda ahorrarse mucho dinero y reutilizar. Tiene una calidad asombrosa», asegura.
Tras el verano, la asociación continúo adoptando medidas para poder repartir los alimentos, pues en septiembre se quedó con la despensa vacía. «No nos llegaba con el envío del fondo europeo, que nos hacen tres entregas por año, por eso hicimos recogida de alimentos en los supermercados y tuvimos mucho éxito. Recogimos cerca de cinco toneladas y hemos vuelto a llenar la despensa. Con ello ayudamos a unas 200 personas. Por otro lado, repartimos también unas cuantas toneladas de productos frescos que nos donan que supone entre 10.000 y 12.000 euros cada año», apunta Gabancho.
Ahora, con la tienda cerrada por un positivo de covid-19 entre uno de sus voluntarios, el presidente espera con ganas a que llegue el 2 de diciembre para poder volver a abrir las puertas de la tienda. «Por responsabilidad sanitaria hemos decidido cerrar. Es importante que los ciudadanos recuerden la importancia de no hacer reuniones familiares, que sean responsables. A todos nosotros nos irán haciendo las pruebas PCR en los próximos días y por eso hemos colgado el cartel de 'cerrado'. La tienda es nuestra principal fuente de recursos, lo que nos permite adquirir todo aquello que hace falta. Estamos obligados a gastar todo el dinero que entra por ser una asociación sin ánimo de lucro, así que, cuanta más gente nos visite, más podremos dar», informa.
Kepa Gabancho, presidente una más uno
En cuanto a la financiación, Gabancho también reivindica más subvenciones. «Las ayudas de las instituciones son mínimas, hemos presentado un proyecto al Ayuntamiento y nos van a dar en torno a 4.000 euros. Esa es la única ayuda institucional que recibimos», denuncia el presidente, poniendo en relieve que el año va a ser «negativo» en cuanto al tema económico se refiere. «Hemos tenido que tirar de nuestro fondo de reserva para poder seguir ofreciendo a nuestro colectivo los servicios que damos cada año, repartiendo cerca de 50 toneladas de alimentos al año, mucha ropa y también juguetes», cuenta.
Uno de los servicios que la asociación ha tenido que dejar por el momento es el comedor social, una iniciativa que daba miles de raciones de comida al año. «Es una pena, porque hay gente que no puede cocinar porque solo puede alquilar una habitación. El extractor queda debajo de la cornisa de uno de los balcones y un vecino denunció que del comedor salían gases y humos y desde el Ayuntamiento se hizo una inspección técnica. Estamos a la espera de saber el resultado, pero hemos decidido parar por respeto a la comunidad. Nos dirán qué tenemos que hacer para poder seguir con la labor, como instalar un extractor de filtros de carbono para poder absorber el vapor de las cazuelas.
Otra de las actividades que ha puesto en marcha Una más Uno es la reforma de viviendas con el objetivo de ponerlas en alquiler a precios «ínfimos». «En Castro se da la casuística de que hay grupos de personas que alquilan pisos y después realquilan habitaciones a un precio prohibitivo de unos 350 euros, frente a los 150 como máximo que ponemos nosotros. Esto es una problemática enorme en Castro, hay gente que no encuentra un lugar para dormir y van a casas de amigos y de personas del mismo país de origen», denuncia el presidente, destacando que esta es una de las medidas en las que están trabajando. «Presentamos un proyecto al Ayuntamiento para habilitar un edificio, dando lugar a seis espacios habitacionales, para seis familias, pero aún estamos a la espera de la respuesta para ponernos a reformarlo y ponerlo en uso», adelanta Gabancho.
Con la apertura de la tienda en diciembre, la ONG se centrará en la habitual campaña del juguete dando opción al colectivo a que acuda a la asociación para que ningún niño se quede sin su regalo. «Animamos a todas aquellas personas que tengan juguetes en buen estado a que los traigan al local cuando abramos de nuevo, a partir del 2 de diciembre, y que no se olviden de visitar nuestra tienda», concluye Gabancho, sin olvidar el agradecimiento a los voluntarios que, día a día, hacen posible que la asociación, a pesar de las dificultades que se presenten, pueda seguir ofreciendo esos servicios sociales tan necesarios.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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