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El Sindicato Cántabro de Asalariados del Transporte (SCAT) ha vuelto a denunciar los desperfectos de los vehículos del servicio de transporte urbano de Castro Urdiales (Castrobús) así como los incumplimientos de la adjudicataria del contrato, que dicen, «lo pagan usuarios y trabajadores».
Incumplimientos que coparon ... la atención en el último Pleno ordinario, en el que se acordó desestimar el recurso presentado por la empresa a las sanciones impuestas por los reiterados incumplimientos de contrato y entre ellos, precisamente el que tiene que ver con las reclamaciones de sus trabajadores. Esto es, la no renovación de la flota de autobuses por otros nuevos antes del 1 de marzo de 2020, tal como se comprometió cuando suscribió el contrato.
Esta falta ha derivado en una retahíla de «desperfectos, desgastes y deterioros» en los vehículos que, a juicio del sindicato, «muestran la evidencia de no estar en condiciones para prestar un servicio público adecuado y digno, tanto para usuarios como especialmente para los trabajadores, que son los que día a día, durante toda su jornada laboral los sufren y padecen» y que, en determinados casos, «han dado lugar a bajas por incapacidad laboral de carácter musculo-esquelético», afirma el SCAT.
Los trabajadores del Castrobús aseguraron que los vehículos datan del 2003 y 2004, «con todo lo que ello conlleva de desgastes de todo tipo, entre los que enumeran la suspensión, amortiguadores, los silemblock (elementos que tienen como misión reducir las vibraciones dentro del vehículo), o los mecanismos de los asientos del conductor.
En conjunto, todas las deficiencias en estos elementos, y otros, de los vehículos, «implica que las vibraciones se multipliquen en la persona que los conduce», lamentan. Además, señalan que se trata vibraciones que son «ondas de bajas frecuencias que a la larga pueden tener efectos de naturaleza fisiológica y repercusiones psíquicas que provocan consecuencias negativas en la salud y bienestar de los trabajadores, afectando al desarrollo normal de sus actividades cotidianas».
Asimismo, denuncian que «entran gases del motor al habitáculo del conductor», que «en algún vehículo se tienen que soportar pitidos aguados durante la jornada de trabajo», o que «cuando llueve entra agua dentro del vehículo».
Por ello reclaman una solución a estas deficiencias que les ha llevado a movilizarse en defensa «de su salud e integridad física». Los trabajadores «están defendiendo que quienes tienen la obligación de hacer cumplir el contrato obliguen a que se reparen adecuada e integralmente los vehículos con plazos de ejecución concretos, tanto de los elementos en sustituir o reparar o como en el plazo de tiempo de ejecución, ya que la empresa adjudicataria viene demostrando no querer poner vehículos nuevos». De no ser así, solicitan que resuelvan el contrato por incumplimiento de la empresa adjudicataria y se contrate a una nueva empresa que realice el servicio subrogando en sus condiciones a los trabajadores mientras se licita un nuevo pliego de condiciones. «No se pide nada que no disponga la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas», aseguran.
«Estando, aparentemente, toda la corporación municipal de acuerdo en resolver el contrato», los trabajadores del Castrobús entienden que no debiera existir motivo para no hacerlo, y creen que «no es el caso ni el momento para críticas políticas», porque a su juicio, los responsables de la situación del «deplorable» servicio de transporte es la empresa adjudicataria «con su pulso a la corporación municipal y a la ciudadanía de Castro Urdiales que representa, siendo sus trabajadores rehenes».
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