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SAMIRA HIDALGO
Domingo, 19 de julio 2020, 14:26
Escuchar música clásica contemplando el mar es un lujo. Una delicia para los sentidos, sobremanera durante los meses de verano. Castro Urdiales ofrece esta experiencia a los vecinos y visitantes que se sientan en los bancos de la plaza de Los Jardines a ... descansar a la sombra de los árboles. El hilo musical del gran pianista y director de orquesta Ataúlfo Argenta envuelve al paseante que observa su estatua de bronce, ubicada en el centro de la plaza. En la mano, partituras, y la mirada puesta en el mar.
A tan solo unos metros de allí se encuentra otra plaza: la de La Barrera. Una vez más, melodía presente en un rincón de Castro, pues este espacio es una zona obligada de baile cada verano. Allí está el Quiosco de la música, obra del arquitecto castreño Eladio Laredo e inaugurado en 1900. Hace tres años, una reforma llevó a que se celebrase una reinauguración en la que actuó la popular Agrupación Musical Amigos Castro Peña. En la construcción modernista, fotografiada por los turistas, los ciudadanos se unen a la fiesta que, año tras año, llega con los habituales Bailables del Basoco. Estos meses sí que se podrá bailar al ritmo de otro ciclo: Los Martes del Basoco y su temática 'Black Music'. Y he aquí otra figura relacionada con la música: el pianista Ángel García Basoco, que da nombre al centro musical de la ciudad, ubicado en el antiguo matadero. Allí, cada verano, los alumnos de la Escuela de Música La Sirenuca ofrecen audiciones de final de curso.
Castro es cuna de numerosos artistas, entre los que también se encuentra el profesor, compositor y director coral Arturo Dúo Vital, recordado por el colegio que lleva su nombre. Música de entonces, de ahora. Interpretaciones, bailes, corales. Los veraneantes disfrutan de una bella banda sonora que complementará sus recuerdos de la visita a Castro. La música está en la calle también a través de esos artistas que ofrecen su repertorio en el paseo marítimo, a rebosar de gente, y ponen melodía a sus andares. La música alegra el verano. Las charangas, peñas, pasacalles y agrupaciones ponen esa nota festiva en la zona de vinos de la calle Ardigales y La Rúa, amenizando esas mañanas que se alargan en estos meses.
Pero este año no podrá ser. La crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del coronavirus ha cambiado la forma de escuchar el verano, algo que bien sabe Virginia Muñoz, representante e integrante de la Agrupación Musical Amigos Castro Peña. Su equipo ha vuelto a funcionar a primeros del mes de julio, con ensayos que garantizan la distancia de seguridad, con el uso de mascarillas y la desinfección de manos.
«En Castro siempre ha habido afición, grandes músicos, directores y compositores. Nosotros hacemos música diferente, pero también es nuestro homenaje», cuenta Muñoz, recordando que formó parte de la Banda Municipal desde 1989 hasta 2001. Cuando la banda desapareció, algunos integrantes crearon la agrupación, que lleva en activo desde el año 2002 y que en la actualidad cuenta con 18 componentes que tocan música de charanga y pasacalles y también ofrecen conciertos. El grupo organiza cada año también el Encuentro de Agrupaciones Musicales. «Este año se tenía que haber celebrado a finales de junio la duodécima edición, pero no ha podido ser», explica. Y es que esta cita congrega a más de trescientas personas participantes en la villa marinera, algo inviable en época de pandemia. Del mismo modo, Castro Peña ha suspendido un concierto programado para el mes de julio en el que iban a participar varios grupos del municipio, un proyecto en el que pusieron «mucha ilusión» y que retomarán para el próximo verano.
Pero queda. También memoria. En Castro, los veranos son musicalmente «muy intensos». También lo eran cuando existían las bandas de cartón, hace unas tres décadas. Estos grupos amenizaban las fiestas, animaban a la gente. Atraían. Es algo que intenta el grupo, «recuperar ese ambiente festivo de calle». «La gente nos ve tocar, se anima rápido y eso es lo mejor para un músico», afirma. Este año la agrupación no toca porque no se podrían garantizar las medidas sanitarias y, al fin y al cabo, la grandeza de la música es que promueve el acercamiento entre las personas.
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