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JESÚS MARÍA RIVAS
El Astillero
Domingo, 28 de marzo 2021, 18:04
Desde que el general de la Real Armada de Felipe V y diseñador de navíos, Antonio de Gaztañeta, decidió instalar el Real Astillero de Guarnizo en las laderas de la Planchada han pasado 300 años. Durante estos tres siglos se fueron sucediendo las edificaciones ... hacia la parte superior (barrio de Churruca) y, finalizada la construcción naval histórica, el cambio de actividad hacia otras industrias en el siglo XIX y XX, generó un núcleo urbano que hoy conocemos como: Astillero. Aunque la fecha no se puede fijar con exactitud, podemos convenir que, en el año 1721, Gaztañeta, comenzó la construcción de los primeros edificios para los servicios y maestranza del astillero.
Las pendientes de La Planchada donde se acomodó “el astillero nuevo” estaban en el denominado Monte Marítimo de Guarnizo, nombre con el que se conocía el montículo que daba sobre la mar frente a la, entonces, amplia poza de San Salvador. El monte marítimo estaba repleto de árboles que hubo que ir eliminando para dar cabida la nueva actividad fabril con sus almacenes y viviendas.
Aprovechando las inclinaciones del litoral del Monte Marítimo, ya en 1698, se había construido el último galeón: "Santa María de Tezanos y las Ánimas". Ante las dudas por el calado de la ría de Solía, donde se situaba el viejo astillero de Potrañés (Guarnizo), el constructor Miguel Agustín de Villanueva, buscó un nuevo emplazamiento que asegurara la botadura de su nuevo navío con mayores dimensiones. El primer buque botado en la nueva ubicación arqueó 917 Tms. con una eslora de 29 metros por 5,8 de manga. No era mayor que el anterior botado en Potrañés pero, las malas experiencias en Colindres con las botaduras de navíos y la prudencia del Villanueva, produjo el cambio de terreno para la fabricación. Este lugar elegido, como adelantábamos en el párrafo anterior, se situó frente a la poza de San Salvador, aproximadamente, en el lugar donde hoy se encuentra Biblioteca Municipal “Miguel Artigas”.
El fallecimiento de Carlos II, en 1700, sin descendencia originó la Guerra de Sucesión por la corona hispánica. El pretendiente francés Felipe de Anjou, de la casa Borbón, salió triunfante de esta guerra por el trono y, a partir de 1714, se consolidó al frente de la Corona como Felipe V. Una de las primeras tareas que aborda el nuevo monarca será la reconstrucción de la Real Armada.
Sus antecesores al frente de la monarquía, aquellos que los historiadores denominan Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) ya habían dejado diezmada la flota real, y, después de la guerra por la sucesión del trono, las escasa naves de la Real Armada no cubrían ni de lejos las necesidades del imperio. Hubo que pedir apoyo a la armada del rey francés Luis XIV, abuelo del nuevo monarca, para escoltar desde América la flota del Tesoro. La llegada de los caudales de las colonias americanas era imprescindible para la puesta en marcha de las tareas de reconstrucción de la monarquía.
Para realizar el nuevo programa de construcción de navíos para la Real Armada cuenta ya con los diseños navales del general Antonio de Gaztañeta, que, además de experto navegante, había trabajado en el astillero de Colindres, donde adquirió una importante experiencia técnica en la fábrica de bajeles para la Armada del Mar Océano. Como resultado de esta experiencia en el astillero de la ría del Asón escribió "Arte de Fabricar Reales" y, más tarde, en 1712, "Proposiciones de las medidas arregladas par la construcción de un bajel ..." con las nuevas medidas para los navíos de guerra entre 50 y 80 cañones y fragatas de 10 a 40 cañones.
El marino y general vasco, nacido en Motrico (Guipuzcoa) inicia la reconstrucción de la armada en los astilleros de la ría de Oria. Allí se fabricaron varios navíos con su nuevo diseño que, desgraciadamente, fueron prácticamente aniquilados en la Batalla de Cabo Pessaro, contra los ingleses. Los astilleros de la costa cantábrica han sido incendiados, entre ellos el de Santoña, así que, el rey encarga de nuevo, al general y constructor Antonio de Gaztañeta, la búsqueda de un lugar para el nuevo astillero.
Seguramente que Gaztañeta tenía conocimiento o referencias del astillero, donde, el General de la Armada Díaz Pimienta construyó sus galeones en el siglo anterior y, por ello, reconoce las riberas de la bahía de Santander para acabar considerando las posibilidades que ofrecían las gradas de La Planchada, en su ladera sudeste, dando hacia la poza de San Salvador. Además de la ubicación geográfica bien protegida, ante posibles incursiones navales enemigas, situada en una ría con buen calado al fondo de la Bahía de Santander, la zona ofrece abundancia de madera en las proximidades, y, tampoco se le pasaría a Gaztañeta considerar la cercanía de las Fábricas de artillería de Liérganes y La Cavada.
Algunos historiadores consideran que, por primera vez en la historia de España, se proyecta la construcción de un astillero moderno. Se sitúan las gradas de los navíos en la ribera y utilizan las faldas de La Planchada para acopio de madera. En la parte superior del monte marítimo, se van a levantar cuatro edificaciones de mampostería con dependencias para oficiales, maestranza, barracones para acopio de materiales, para los carpinteros, etc... A todas estas construcciones se fueron añadiendo las residencias de los mandos que venían a hacerse cargo de los navíos, en muchos casos miembros de la nobleza, que venían con criados y la guarnición del propio astillero. El edificio llamado Casa del Rey, situado en la parte más alta; lo mismo que la Casa de los Comandantes, ambos de esta época, situada también sobre la loma de La Planchada, eran zonas de alojamiento de oficiales y conforman el Barrio del Astillero Nuevo.
Todas las construcciones del nuevo barrio, van respondiendo a las necesidades del astillero; de esta forma, se van haciendo ampliaciones, pasando de las iniciadas por Gaztañeta, a las ampliadas por José Campillo, que le sucede al mando del astillero, y, posteriormente, las del Marqués de la Ensenada, que da un impulso definitivo. Todo este conjunto inicial de construcciones que conforman el nuevo núcleo urbano, estaba en el entorno y las proximidades de lo que conocemos como Calle o barrio de la Churruca, y que, conforme se fue urbanizando, al menos una parte, pasó a formar parte de la Calle San José.
Tomaron el nombre de “Churruca” en homenaje al héroe de la Batalla de Trafalgar, el Brigadier Cosme Damián Churruca, que se defendió con bravura en aquel combate naval al mando de navío de línea “San Juan Nepomuceno”, construido en estas gradas de La Planchada, donde se inició el impulso urbano del pueblo de Astillero, en 1721.
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