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Uno de los rincones de El Astillero rinde ya homenaje a la solidaridad de los donantes de sangre del municipio. El alcalde en funciones, Francisco Ortiz, descubrió la placa conmemorativa ubicada a la entrada del pueblo, en un acto oficial que contó con la presencia del presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre de Cantabria, Ignacio Álvarez, y otros voluntarios de la agrupación.
El gesto del municipio para con los donantes de sangre de Cantabria tiene su razón de ser en una manera de agredecer la labor que dedican a diario, también desde esta institución, para mantener las reservas de sangre y ayudar a salvar vidas.
La Hermandad de Donantes de Sangre de Cantabria tiene un monumento dedicado en los terrenos anexos al consultorio de salud de El Astillero, en una zona muy transitada a diario por vecinos y visitantes.
Al acto, acudieron representantes de la Corporación municipal astillerense junto a miembros de la directiva de la Hermandad y donantes del municipio.
El presidente de la Hermandad, Ignacio Álvarez, agradeció el gesto de la Corporación municipal de El Astillero ya que, gracias a este tipo de actos, se pone en valor la labor que realiza la institución y la importancia que tiene la donación de sangre para la vida. Además, con ello, dijo, se da visibilidad a los gestos de solidaridad que se realizan a diario por cientos de cántabros.
En 2018, Cantabria alcanzó la cifra de 100.000 donantes de sangre desde la creación de la Asociación-Hermandad, en 1974, tras registrar en el último año 1.518 nuevas altas. Según estos datos -los últimos que se manejan hasta la fecha-, se ha registrado un descenso -de 56, un 3,5% menos- respecto a las 1.574 personas que decidieron donar por primera vez el ejercicio anterior.
No obstante, en 2017 hubo 181 extracciones más, lo que supone un aumento del 1,5%, hasta llegar a las 12.262, que implica una media de un millar al mes.
De plasma hubo 111 donaciones más, lo que representa una subida del 16%, que permitió rebasar las 800 extracciones, y el repunte general fue del 2,2%, con casi 300 unidades más globales con las que se superó las 13.000.
Algo más de la mitad de donantes en la región son hombres, en concreto el 56%, mientras que el porcentaje de mujeres -44% en la actualidad- ha ido incrementando a lo largo del tiempo hasta equilibrarse la proporción entre ambos sexos. Ellos pueden donar hasta cuatro veces al año, una más que ellas.
En cuanto a la edad, la media es de 45 años, lo que evidencia un «problema»: que los donantes se están «haciendo mayores», apuntó a colación del último balance de año José Antonio Barreda, vicepresidente de la Junta Rectora del colectivo. Así, advirtió de un «envejecimiento progresivo» de estos voluntarios, aunque no es algo específico de nuestra región, sino que también sucede en otras comunidades y a nivel nacional e incluso internacional, en países con sistemas sanitarios similares al de España.
De continuar la tendencia, a medio y largo plazo el escenario no será «muy positivo», admitió Barredo, que indicó al respecto que la asociación cántabra está haciendo un especial esfuerzo para promover las donaciones ente los más jóvenes, y apuesta incluso por formar en este ámbito en los colegios de la región, para que desde pequeños vean este gesto como algo «sencillo» y «agradable», en vez de enfrentarse con «miedo».
Los requisitos para ser donantes son tener entre 18 y 65 años -aunque hasta los 70 se puede seguir, con autorización expresa del médico de cabecera- y pesar más de 50 kilos. Además de sangre y plasma, también se pueden donar órganos y médula ósea.
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