El Cuerpo de Bomberos Voluntarios
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Sus actuaciones fueron siempre muy apreciadas por la población que agradeció, tanto su entrega como los riesgos tomados por los voluntarios en sus enfrentamientos con el fuegoJesús María Rivas
El Astillero
Jueves, 15 de noviembre 2018, 20:40
A lo largo de la historia, las distintas comunidades se han defendido de los incendios de manera colectiva, bien por solidaridad con los afectados, bien para evitar la propagación del mismo. En muchos pueblos se tocaba la campana para solicitar ayuda en caso de incendios. ... Con estos precedentes, en muchas ciudades se comenzaron a organizar grupos de voluntarios que atendían los incendios locales, llegando a consolidarse estos grupos como cuerpos de voluntarios, «bomberos voluntarios», que suplían las carencias de la administración y sobrevivían de forma paralela a esta.
En la ciudad de Santander, después de la explosión del barco 'Cabo Machichaco', se organizó el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santander, en 1894. En el Ayuntamiento de Astillero se estaba produciendo, en aquellos años, la implantación de algunas industrias, entre ellas dos refinarías de petróleo, que creaban oportunidades de trabajo, aunque, también, nuevas preocupaciones entre los vecinos, por lo que algunos astillerenses ven en el ejemplo de los voluntarios de Santander una solución a los posibles incendios locales que la administración municipal, en aquellos momentos, no cubría. A imitación de aquellos, unos años después, en 1902, se creó el cuerpo de Bomberos Voluntarios de Astillero. De hecho, los bomberos de Astillero adoptaron la misma uniformidad que los de Santander.
Tanto el presidente del Consejo de Administración, Ramón Aguirre, como el recién nombrado Jefe del Cuerpo, Rosendo Tocornal, se dirigieron al alcalde del Ayuntamiento, en aquel momento Ángel Díaz de la Hoz, solicitando su colaboración. Como resultado de estas peticiones se establecieron algunas formas de cooperación con la guardia municipal y la manera de establecer los avisos en caso de incendio. Se proporcionaron silbatos a los municipales para casos de incendio y se colocaron placas en las casa de los voluntarios para facilitar la recepción de los avisos.
Desde sus inicios, el cuerpo de bomberos voluntarios se sostuvo con las aportaciones de los vecinos, empresas, etc. pero estas resultaban claramente insuficientes para mantener el cuerpo de voluntarios; además, se carecía de los locales adecuados para sus funciones. Así que, nuevamente, se dirigieron al Ayuntamiento, en esta ocasión, al alcalde Casimiro Tijero, solicitando un local adecuado y apoyo económico para la adquisición de material, especialmente una bomba, porque ni eso tenían en aquellos momentos. Consiguieron que el ayuntamiento les cediera un local en la Plaza de Abastos, en 1904.
Durante los 77 años que tuvo de existencia, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Astillero se empleó a fondo en muchas incendios acaecidos en Astillero y Guarnizo, con resultado dispar en la solución de los incendios, puesto que la carencia de materiales apropiados limitaba sus actuaciones. En los años 30, donde había mayor constancia de su actividad, sofocaron con éxito, un pequeño incendio en la fábrica de chocolates 'La Montañesa' y en la casa de la Vda. de Quintanal; en otras intervenciones su entrega no tuvo el resultado esperado, sobre todo por la falta de material y las dificultades del viento Sur.
Sus actuaciones fueron siempre muy apreciadas por la población que agradeció, tanto su entrega como los riesgos tomados por los voluntarios en sus enfrentamientos con el fuego, pues, en el año 32, resultaron heridos de gravedad los voluntarios Luis Molino, Ángel del Castillo y Fidel Díaz.
En 1935, al inaugurarse el nuevo grupo escolar 'Fernando de los Ríos', quedaron libres las dos alas del edificio del ayuntamiento, que se utilizaban como escuela de niños y niñas, respectivamente. En el ala Oeste se instaló, a partir de entonces, el cuerpo de bomberos voluntarios; en este nuevo local se ubicó el camión de bomberos Chevrolet recién adquirido, en abril de ese mismo año, para los trabajos contra incendios. Allí permaneció hasta la disolución del cuerpo en el año 1977.
El rabioso incendio que, impulsado por el viento sur, arrasó la ciudad de Santander, el 15 febrero de 1941, tuvo también un acontecimiento idéntico en Astillero, donde se quemaron varios edificios de viviendas en la calle Fernández Hontoria. El esfuerzo de los vecinos y del Cuerpo de Bomberos Voluntarios, en esta ocasión, no pudo contener la fuerza devoradora las llamas.
Siendo alcalde del Municipio de Astillero, José Liaño, a principios del año 1979, se disolvió el Cuerpo de Bomberos Voluntarios; en ese momento, ocupaba la presidencia, Francisco Diego Gómez y la secretaría, Jesús Huidobro Sierra; hacían las funciones de Jefes del Cuerpo: Ángel Vega Lloreda, aparejador municipal, y Enrique Méndez Cifrián. Como los últimos miembros activos, en el momento de su disolución, constaban Ángel Cosío, Eusebio García, Luis Espeso, Jacinto Lorenzo, José Castillo, Estanislao Iriondo y Agustín Molino.
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