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La portilla está abierta y se puede acceder al recinto sin problemas, pero la puerta de la iglesia de San José de El Astillero permanece cerrada a cal y canto. Lo está desde que el pasado mes de febrero se detectasen grietas en la estructura ... y el Ayuntamiento decidiese clausurar el edificio y trasladar la actividad eclesiástica a otros templos. Nada parece haber cambiado desde entonces en el exterior del edificio, pero la procesión, como dice el refrán, «va por dentro». El Obispado anunció en abril su intención de realizar un estudio topográfico del suelo para averiguar la causa del deterioro estructural y en base a la información obtenida, estimar el coste de la obra a acometer. Han pasado cuatro meses y no parece que haya novedades al respecto. Al menos el Obispado no se ha pronunciado, más allá de repetir que están a la espera del resultado de dicho análisis. Mientras, los actos litúrgicos se celebran en la iglesia Nuestra Señora de Muslera, en Guarnizo, y en la Residencia San Pedro.
Donde sí se ha avanzado es en la restauración de las vidrieras del templo, que ya han sido trasladadas al taller del vitralista Tomás Saiz, en Torrelavega, quien se está encargando de los trabajos. Y es que fue la caída de algunos cristales lo que alertó al párroco, Antolín García Rozas, sobre el mal estado del edificio. El experto torrelaveguense es uno de los pocos especialistas en esta materia que existen en Cantabria y ya ha realizado actuaciones similares en la iglesia de la Asunción de la capital del Besaya, en la Universidad Pontificia o en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, por citar algunos.
Antes de llevarse el trabajo a casa, Saiz tuvo que desmontar las vidrieras acompañado de su equipo, una tarea que se complicó y demoró las actuaciones más de lo previsto. Todo, teniendo en cuenta la dificultad y pulcritud con la que se deben acometer este tipo de desmontajes para que las piezas se conserven íntegras.
Lo lograron y ahora, según afirmó el propio experto, «las vidrieras ya están en el taller». Repararlas, dice, le llevará dos o tres meses. Una vez recuperadas, serán almacenadas hasta que finalicen las obras de la iglesia y puedan volver a ocupar su lugar. El presupuesto de la actuación es de 39.000 euros.
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