La licitación del último tramo para unir la S-10 y la S-30 queda desierta de nuevo

La tercera y última fase del vial que unirá por la S-10 a la altura de La Cerrada (Camargo)con la S-30 en Liaño (Villaescusa), y que transcurre en su práctica totalidad a través del municipio de El Astillero, es uno de esos proyectos que parece destinado a no terminar de materializarse nunca. En octubre del pasado año se tuvo que disolver la adjudicación de la obra −que se había fijado en 6,4 millones de euros− porque la concesionaria, Unión Temporal de Empresas (UTE) Ascán-Dragados decidió no continuar debido, justificaron, al encarecimiento de los materiales. Se puso en marcha entonces de nuevo todo el proceso administrativo para sacarlo otra vez a licitación.

Pese a que se publicó con una más que significativa subida de precio base de licitación, por 14,1 millones de euros, eso no ha sido suficiente para suscitar el suficiente interés por parte de las empresas, que no han presentado ninguna oferta y se ha tenido que dar por desierta la adjudicación. Desde el departamento de Obras Públicas −ahora a cargo de la nueva consejera Jezabel Morán− a preguntas de este periódico eludían dar una respuesta sobre qué ha fallado en esta nueva convocatoria y se limitaban a confirmar que «ya se está trabajando» para reiniciar el proceso administrativo, pero tampoco se concretaba con qué cambios ni si habría una nueva subida del presupuesto.

La noticia fue recibida como un jarro de agua fría por los municipios directamente afectados. «Me he quedado estupefacto, ya dábamos por hecho que esta vez saldría adelante porque se había subido considerablemente el precio base de licitación», apuntaba a El Diario Montañés el alcalde de Villaescusa, Constantino Fernández (PRC), al tiempo que remarcaba que «esto sólo hace demorar una vez más una actuación que es muy necesaria para nosotros porque mejora mucho nuestras comunicaciones». El regidor de El Astillero, Javier Fernández Soberón (Cs), mostraba una postura más frontalmente crítica al respecto. «La mala gestión del Gobierno de Cantabria, una vez más, ha dejado a Guarnizo sin la conexión que convertiría a nuestros polígonos en los mejores comunicados de toda la región», lamentaba.

Este tramo de carretera pendiente entre Morero y Liaño, con una longitud de casi 620 metros, está llamado a culminar un ambicioso proyecto global que comenzó a ejecutarse en 2008 y en el que van invertido ya un montante de casi 13 millones de euros con las dos fases ya ejecutadas −la primera fue entre La Cerrada y el Crucero de Boo, inaugurada en 2013, y el segunda la unión entre Boo con el final del Polígono de Morero, finalizada en 2019−. El vial pendiente, cuya ejecución se ha truncado de nuevo, implica la conexión de los polígonos industriales de Guarnizo y de Morero con las principales vías de comunicación de la región, con una salida directa a la red de autovías en la S-30 y, a su vez, facilitará el tránsito entre los diferentes núcleos de la Bahía de Santander con un camino más corto y directo y mejorando los accesos a los municipios.

El mismo, de haberse resuelto el último intento de licitación, debería haber sido una realidad en 2025, según los cálculos del anterior consejero de Obras Públicas. Ahora, con este nuevo traspiés está por ver cuánto se dilatan los plazos para que termine siendo una realidad.