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jesús maría rivas
el astillero
Domingo, 15 de noviembre 2020, 13:01
El Capitán de Navío de primera clase, Victoriano Sánchez Barcaiztegui, se encontraba retirado temporalmente del servicio activo, en Gijón, recuperándose de su delicado estado de salud, cuando se iniciaba el tercer año la III Guerra Carlista, en 1874. Los acontecimiento bélicos habían sido favorables al ... bando liberal en la zona de Cartagena y el Maestrazgo, lo que llevó a centrar los esfuerzos militares en el Norte, y le trajeron a Victoriano, el nombramiento de comandante de las recién creadas Fuerzas Navales del Cantábrico, adscritas al bando gubernamental en contra de las tropas del Pretendiente Carlos, los carlistas.
El mismo día del nombramiento en su nuevo cargo en la Armada liberal, el 18 de enero de 1874, Victoriano Sánchez, se encuentra con la noticia de que, el general carlista y jefe del Ejercito del Norte, Torcuato Mendiri, ha entrado en Cantabria por Ramales, traspasado con sus batallones el puerto de Alisas y, después descansar en Solares, se ha posicionado en Astillero a la espera de encontrar el momento de cortar las comunicaciones y tomar la ciudad de Santander, que se apresta a su defensa. En la estrategia del ejército leal al gobierno, los puertos de Santander y Santoña estaban jugando un papel importante como bases logísticas navales para la defensa del asedio de Bilbao, la ría del Nervión y, en general, las acciones navales en la costa vasca.
El Astillero de Guarnizo se halla muy cerca de su base naval de Santander, así que, toma la decisión de enviar algunas unidades de sus fuerzas navales para bombardear Astillero e intentar detener el avance de la columna de tropas carlistas hacia la capital. Sobre la subida de las fuerzas navales hacia la ría de Astillero, sabemos con seguridad que envió al vapor «Gaditano» -un vapor de unos 40 metros de eslora al que se le incorporaron dos cañones de bronce de 120 mm. para convertirlo en buque de guerra- y, es probable, las fuentes no coinciden, que le acompañaran dos corbetas de hélice «África» y «Diana» algo mayores que el vapor de palas reconvertido en cañonero.
Parece que las maniobras para acercarse hacia Astillero no se pudieron ejecutar de manera inmediata, algunas fuentes afirman que, el vapor «Gaditano», tuvo que venir a toda máquina desde Portugalete donde participaba en la campaña militar. Sean como fueren las circunstancias, escribe N. Mercapide en su «Crónica de Astillero y Guarnizo» que el general Mendiri, consultando con sus mandos, desestimó la idea de atacar a la ciudad de Santander, puesto que ya estaba prevenida al conocer su presencia en Astillero y, por tanto, eliminado el esencial elemento sorpresa. Así pues, se volvieron tranquilamente por el puente de San Salvador, el día 20 de enero, probablemente hacia Liérganes, buscando mejores posiciones y momentos para cumplir su misión. Este puente, inaugurado 15 años antes, se había convertido en el acceso principal de Santander, desde el Este, y fue el punto estratégico de la operación pero todo apunta a que los navíos llegaron tarde.
Siguiendo el relato de Mercapide, el autor asegura que, los navíos de guerra, al menos el «Gaditano», llegaron a la ría de Astillero el día 22 de enero cuando, evidentemente, ya no quedaban restos de los batallones carlistas mandados por el general Mendiri. No hubo necesidad de bombardear ni Astillero, ni Guarnizo; pero hubo una recomendación para el alcalde, Venancio Tijero Cordero, para que soltara las barquías fondeadas en la ría, no fuera a ser que, en posteriores ocasiones, «el enemigo» se apoderara de ellas.
El marino que ordenó subir con los buques de guerra a bombardear a los insurgentes carlistas, Victoriano Sánchez Barcaiztegui, desgraciadamente estuvo poco tiempo al mando de esta escuadra, puesto que, en mayo del año siguiente intentando bombardear Motrico, fue alcanzado por un proyectil enemigo y herido de muerte. Este pueblo costero de Guipúzcoa, Motrico, fue precisamente el lugar de nacimiento de otros dos ilustres marinos vinculados a la Astillero de Guarnizo, Gaztañeta y Churruca. El primero, situando el real astillero en La Planchada, y, el segundo, muerto en Trafalgar al mando del navío de Guarnizo «San Juan Nepomuceno».
El vapor de palas Gaditano, desplazaba 250 Toneladas y tenía una eslora de 38,8 metros. Construido en Nueva York como remolcador de la Armada, fue adaptado para la guerra en 1873, al incorporarle dos cañones de bronce rayados de 120 mm. La velocidad es de 9 nudos que le proporcionaban las dos calderas alimentadas por 665 t de carbón. Su dotación era de 56 hombres.
«África» y «Diana» corbetas de hélice, también consideradas goletas, fueron construidas en el Arsenal de La Carraca en 1862. Formaron parte de un grupo de siete denominadas de la «clase Narváez» –nombre de la primera que se construyó de la serie- dotadas con tres cañones, uno de ellos a proa. Tenían unos 48 metros de eslora y eran impulsadas por un motor con dos calderas de vapor que le suministraban una potencia de 280 hp.
La situación provocada por el coronavirus no nos ha permitido consultar otros documentos que confirmaran los datos de la operación militar.
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