El pederasta de El Astillero vuelve al juzgado por una agresión a una niña de diez años

El acusado está considerado como uno de los mayores pederastas del país. Tiene a sus espaldas numerosos antecedentes desde la década de los ochenta (1983, 1986, 1990, 1999, 2000, 2002, 2003 y 2008) y en varias ocasiones ha vuelto a abusar de menores tras sus salidas de prisión. La última sentencia condenatoria, de nueve años de duración, fue en 2009. Desde su puesta en libertad en 2017, no había vuelto a reincidir.

Durante el juicio, Fernández Arnáiz ha negado categóricamente los hechos que se le imputan. Sin embargo, la víctima, que ahora tiene 12 años, le identificó sin dudar en dos ocasiones durante la fase de investigación. La primera en comisaría cuando le mostraron una serie de fotografías y la segunda presencialmente en un una rueda de reconocimiento. «No dudé nada», afirmó la niña ayer en la sede de Las Salesas, adonde acudió acompañada por una psicóloga. En su declaración, relató que el 30 de junio de 2020 estaba en casa de su abuela, en Santander, y bajó a una ferretería que hay en el mismo edificio para recoger una sartén. A la salida del portal vio a un hombre que luego, cuando regresó del recado, entró con ella y le preguntó cuántos años tenía, le dijo que era «muy guapa» y le invitó a subir con él en el ascensor, a lo que ella se negó.

Según su relato, en ese momento el hombre le agarró por las muñecas «clavándome las uñas», se asustó y gritó pidiendo ayuda, pero nadie la oyó. «Estaba muy asustada y lo único que se me ocurrió fue darle fuerte en la cabeza con la sartén. No sé ni de dónde saqué la fuerza, porque no tengo mucha. Soy pequeña, pero cuando llegué a casa la sartén estaba doblada», comentó antes de explicar que el presunto agresor reaccionó pegándole un puñetazo que le hizo sangrar por la nariz y la boca.

Cuando consiguió zafarse, la menor subió al domicilio de la abuela. Allí se encontraban unos operarios que arreglaban la caldera. Fueron los que salieron corriendo a la calle para intentar localizar al agresor. Tras tomar declaración a la víctima y a su abuela, también lo intentó sin éxito la Policía. La joven fue trasladada hasta el Hospital Valdecilla, donde fue atendida de las lesiones que presentaba.

La defensa del acusado no puso en duda los hechos que la niña relató, pero sí consideró que no había quedado acreditada ni la autoría por parte de su representado ni tampoco el hecho de que, en caso de ser él, hubiera tenido como fin la agresión sexual. No obstante, ha admitido que su defendido «no es un ciudadano ejemplar».

También insistió en que en el relato de la niña, que ahora tiene doce años, no ha quedado acreditado que le realizara ningún tocamiento que demuestre «el ánimo libidinoso».