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Ya hay andamios en torno al Puente de los Ingleses. Las barandillas horizontales hacen aún más visible la estructura, que mira a la bahía de ... Santander desde El Astillero, señal inequívoca de que los trabajos de rehabilitación no tardarán en arrancar. El cargadero de Orconera -conocido popularmente como Puente de los Ingleses porque fue empleado para el transporte de mineral por una compañía inglesa-, Bien de Interés Local (BIL), se terminó de construir en el año 1893 y es el último vestigio que atestigua el pasado industrial de El Astillero. Hasta 2017, fue empleado como recurso turístico; un emblema del municipio que daba cuenta de su historia vinculada a la actividad minera, y que las personas podían atravesar.
Sin embargo, el mal estado de la plataforma y la falta de estabilidad obligó a cerrar el paso y prohibir el acceso de las personas. Desde entonces, el Puente de los Ingleses permanece obsoleto en una localización que tampoco beneficia a los materiales de los que se compone -está al lado del mar-, aunque lo que más peligra, y preocupa, es su estabilidad. De ahí que el Ayuntamiento lleve años intentando recuperar, primero, la seguridad y, luego, el esplendor del simbólico puente.
El Consistorio continúa así dando los pasos adelante para desbloquear la situación que vive desde 2017 con la histórica plataforma. El objetivo del regidor ha sido y es aportar una nueva vida útil a esta infraestructura y volver a recuperar el paseo que discurre por el tablero del cargadero. Para ello, será necesario atajar diferentes patologías que afectan a su durabilidad. Además, se espera aplicar un tratamiento especial para proteger los materiales.
No fue hasta noviembre de 2024 cuando la esperada obra de rehabilitación de este monumento fue adjudicada a la empresa Copsesa por 518.687 euros y un plazo de ejecución de doce meses. Las labores se centrarán en reforzar la estabilidad estructural del puente y mejorar la accesibilidad. Al tratarse de un BIL, el proyecto ha requerido del visto bueno del Gobierno de Cantabria, que concedió la autorización en septiembre de 2024, tras recibir detallados y exhaustivos informes de la Administración local acerca de lo que se iba a hacer.
Las actuaciones incluyen la limpieza de la estructura metálica, la aplicación de tratamientos anticorrosión en aquellas zonas expuestas al ambiente marino y el refuerzo de la cimentación mediante micropilotes y hormigón para asegurar la estabilidad. La intervención contempla también la gestión ambiental con el fin de minimizar el impacto ecológico durante el desarrollo de los trabajos. Además, como los recursos turísticos han de ser inclusivos, las labores implican añadir una barandilla adaptada a las normativas actuales y un nuevo pavimento ligero que permita el paso seguro de peatones.
La actividad en el cargadero siempre estuvo ligada a la extracción de mineral. Tres años después de ser construida, pasó a ser propiedad de la compañía Orconera Iron Ore. Hasta allí se transportaba el mineral en vagonetas y se cargaba en la bodega de los barcos con destino, en su mayor parte, a Reino Unido y más tarde, a los altos hornos de Bilbao. Es el cargadero que más tiempo ha permanecido en funcionamiento en Cantabria. El alcalde, Javier Fernández Soberón (Cs), ha expresado su deseo de que «el puente esté listo antes de finalizar el año». Además, recuerda que resulta paradójico que los de su generación «hayan podido atravesarlo» y, sin embargo, los niños de hoy en día «no hayan pasado por encima del puente». El principal trabajo, dice, consiste en «soldar, reponer el acero perdido y la fase de pintado, que va a ser bastante especial».
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