Tiburcio, un panadero de leyenda
El Astillero y su historia ·
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Estrella en la Fiesta de San Tiburcio que se organizaba en la Churruca y su entornoJesús María Rivas
El Astillero
Domingo, 21 de agosto 2022, 14:38
Tiburcio Gutiérrez, que trabajaba en la panadería de su madre y, después, de sus hermanas Emilia, Chucha y Conchi, herederas del negocio familiar, pasó a convertirse en un panadero cercano a la leyenda. Era uno de los mayores de una familia de 16 hermanos nacidos ... en el popular barrio de Churruca. El éxito de las fiestas tiburcianas, recuperadas en el año 2000, han llevado desde entonces a muchos vecinos de Astillero a volver su mirada sobre la historia del célebre panadero. Para conocer el origen de las primeras fiestas de San Tiburcio, allá por los años 50 del siglo pasado, hemos recurrido a los pocos 'papeles' que hay sobre ellas y la memoria de algunos contemporáneos. Con estas informaciones vamos a acercarnos al comienzo de las fiestas de San Tiburcio.
Quienes recuerdan vagamente el origen de la fiesta, la historia comienza cuando la cuadrilla de Tiburcio regresaba una de tantas noches de parranda y diversión, dejando en su casa a cada miembro de la cuadrilla (Aureliano Fernández, Manolo Agüero y Tiburcio) después de haber ido echando el cierre a todos los bares de la zona. Una vez que llegaron a la casa de Tiburcio, mientras comentaban los incidentes de la noche y se despedían, pensaron en organizar una fiesta para que participaran todos los vecinos del barrio. De esta manera empezaron a trabajar para hacer un festejo dedicado al más animoso de la cuadrilla y, rápidamente, con la colaboración de su hermano Chuli, la fiesta tomó cuerpo como “Grandes Fiestas de San Tiburcio” a celebrar “en la calle del General Churruca”. Algún año coincidió con una de las tres fechas que la Iglesia Católica señala como San Tiburcio, por ejemplo 1956, pero creemos que la fiesta tenía inclinación pagana y solo un año consta que se celebrara misa solemne.
Las primeras fiestas de San Tiburcio se iniciaron, probablemente, en el año 1954 y se celebraban una semana antes o una semana después de las fiestas de Nuestra Señora de Muslera. En el año siguiente, el 55, cuando ya conocemos la publicación de una hoja con toda la programación festiva que incluía publicidad de dos empresas locales, los días dedicados a Tiburcio fueron el 20 y 21 de agosto. Fue la única ocasión que se incluyó en el programa una misa en la iglesia de San José, a las ocho y media de la mañana. Nos sorprendería mucho que los organizadores hubieran ido a esta misa, tan madrugadora, después de haber estado el día anterior de Verbena, a partir de las once de la noche, con un intermedio para la elección de ‘Miss Tiburcio’.
Las primeras fiestas se celebraron dentro del barrio y, tanto el palo ensebado como la romería y verbena, se hacían en la huerta que Paypay tenía al final de la calle Churruca, dando a la Orconera. La programación festiva la repetían con pequeños cambios año tras año. Comenzaba a las seis de la tarde del sábado con el lanzamiento de cohetes seguido de una carrera de cintas en bicicleta, para señoritas, en la calle San José. A continuación, con premios en metálico, se intentaba subir al palo ensebado situado en el barrio Churruca; después, rotura de pucheros de barro que se colgaban en las acacias de la plaza del mercado y, finalmente, una emocionante carrera de sacos.
Con toda la calle engalanada con “una artística iluminación a la Veneciana”, a las 10 de la noche, se escuchaban los sones de ‘La Callejuca’, interpretada por el Coro de San Tiburcio o por el propio Tiburcio, y representaba el inicio de la GRANDIOSA CABALGATA encabezada por el carro del panadero adornado para la ocasión, escoltando la ‘carroza’ los miembros de su cuadrilla, los piteros y los espontáneos de rigor. Las revolucionarias medias de ‘Nylon 52’, que vinieron a sustituir a las medias de seda o viscosa, fueron el premio que obtuvo ‘Miss Tiburcio’ elegida en un descanso de la MONUMENTAL VERBENA que se celebraba a continuación.
El domingo, segundo y último día de la Fiesta de San Tiburcio, al finalizar la jornada “como siempre, los necesitados del barrio serán obsequiados con una gran cena”. En esta cena de beneficencia es donde algunos han situado el carácter fraternal de las Fiestas. Enlazando con lo anterior, vamos a reproducir una copla dedicada al panadero, exaltando su bondad: “Tiburcio, así elegido, por el pueblo de Astillero, es tan bueno como el pan, que amasa este panadero.”
A las cuatro de la tarde se celebraba el concurso de tiro de cuerda y la carrera de burros. El tiro de cuerda también es uno de los acontecimientos destacados de las actuales Fiestas de San Tiburcio. Ahora bien, el respeto que la sociedad actual tiene por los animales no aceptaría una carrera de burros pero, si se eligieran los burros, por ejemplo, por los comentarios que se leen en Facebook, el éxito podría ser rotundo. Estas dos atracciones se realizaban al mismo tiempo que las orquestas astillerenses ‘Ola Marina’ o la ‘Orquesta Azul’ se alternaban amenizando la romería montañesa y la verbena posterior, junto con el pito y tambor.
En algunas ocasiones, los últimos años creo, intervenía el gran cantante montañés Camilo, anunciado también como ‘el Niño de Frajanas’. Este popular tenor astillerense deleitó con su potente voz las fiestas tiburcianas y los bares de chiquiteo. Quien escribe, le recuerda cantando, unos años después, para deleite de la clientela del Bar Carmina. La verbena del domingo se fue sustituyendo por una romería larga porque, al día siguiente, Tiburcio Gutiérrez tenía que poner en marcha el horno que tenía en los bajos de las casas de la Churruca, justo entrando a la izquierda, para repartir de nuevo su apreciado pan por el municipio.
Aquellas fiestas en honor de San Tiburcio tuvieron una importante acogida popular entre los churrucanos, a la cual se fueron uniendo otros ciudadanos que participaban espontáneamente y se cantaban canciones que los propios organizadores popularizaban. Además de los vecinos del barrio, el carro de la panadería con su caballo y la presencia constante del pito y tambor, el momento esperado era el propio Tiburcio interpretando ‘La Callejuca’, como indicaban en el pasquín anunciador de la fiesta “Y en la calle la Churruca, que es de la fiesta escenario, cantará la callejuca, que amores va recordando”.
“Música, bailes, canciones, sonarán con profusión, en el pueblo de Astillero …” coplas y más coplas hechas para la ocasión, canciones que, como recuerda Ignacio, sobrino de Tiburcio y buen conocedor de la fiesta, estaban dedicadas también al santo pandero y la coreaban los miembros de la cuadrilla: “San Tiburcio se fue por el mundo, con un porrón, con un porrón, … su amigo Aureliano fue a buscarlo, y lo encontró en una taberna, con un porrón, con un porrón, …”. Ahora, gracias a la asociación ‘Astillero por la Cultura’, más concretamente a Miguel Ángel Canales, las fiestas de San Tiburcio han conseguido atraer de nuevo a centenares de jóvenes de participan y organizan sus propias fiestas desde el año 2000.
Con el porrón preparado para las próximas fiestas finalizamos estas palabras que recuerdan al panadero que revolucionó el pueblo de Astillero en los años 50.
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