La trinchera de Guarnizo, de 1726, documentada
El astillero ·
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Antonio de Gaztañeta había decidido, siguiendo el mandato del rey Felipe V, instalar un astillero real en la costa cantábrica y el lugar elegido sería GuarnizoJesús María Rivas
El Astillero
Domingo, 8 de noviembre 2020, 11:18
El pasado año, la revista Altamira, del Centro de Estudios Montañeses, publicaba un interesantísimo trabajo de estudio e investigación elaborado por Andrés Cabezas Ruiz, donde se detalla la ubicación exacta de la trinchera de Guarnizo, construida en 1726 para proteger los reales astilleros. El estudio ... de Cabezas, recoge la identificación precisa de los tramos que la conformaban hasta mediados del siglo XX que conservó su estructura y documenta los tramos que quedan aun sin destruir (un 43% asegura el autor del trabajo) y que, actualmente, permitiría su examen y recuperación.
¿Por qué una trinchera defensiva en Guarnizo? Durante el primer tercio del siglo XVIII se produjo el período de mayor actividad constructora en el Real Astillero de Guarnizo, tanto en la ubicación de Potrañés (Guarnizo) como en las nuevas gradas de La Planchada (Astillero). Antonio de Gaztañeta había decidido, siguiendo el mandato del rey Felipe V, instalar un astillero real en la costa cantábrica y el lugar elegido sería Guarnizo, mientras se iban construyendo los nuevos astilleros en los departamentos marítimos, creados en 1717, de Ferrol, La Carraca (Cádiz) y Cartagena. La instalación de nuevo astillero en La Planchada para la construcción de los navíos de línea diseñados por el propio Gaztañeta y el mantenimiento del viejo astillero de Potrañés, como constructor de fragatas, produjo, como hemos dicho al principio, a un auge extraordinario de la fabricación de naves de guerra para Real Armada.
Esta importante actividad constructora no pasó inadvertida para las potencias navales enemigas y, como venía siendo habitual en el siglo anterior, ponían mucho empeño en destruir los astilleros, apropiarse de los barcos o destruirlos en el propio lugar de construcción. En dos ocasiones anteriores habían asaltado e incendiado los astilleros de Santoña, en 1719 y en 1639. Estos incendios del astillero de Santoña fueron realizados en ambos casos por flotas francesas pero, con la llegada de la dinastía francesa de los borbones a España en 1700, nuestros enemigos pasaron a ser en este momento los ingleses.
El temor de un ataque al nuevo astillero de Guarnizo, que fabricaba naves con tanto dinamismo, estaba por tanto justificado y, se dio la circunstancia de que, la escuadra destinada al Mediterráneo del almirante inglés John Jennings, fue avistada por el Cantábrico, a la altura de Santander. Al almirante inglés la fama le precedía, puesto que, durante la guerra de sucesión por la monarquía hispánica (1700-1714) ya había participado en el asalto y destrucción de la flota franco-española en Cádiz y Vigo, en 1702, y había intentado tomar por asalto la isla de Tenerife, en 1706.
Ante la alarma generada por la presencia inglesa en el Cantábrico, las autoridades se aprestan reforzar las defensas de los fuertes de la ciudad de Santander que permitían la entrada a la bahía por mar. Así que, José de Córdoba, comandante y gobernador de la Villa de Santander, encargó la construcción de varias baterías de costa y refuerza los fuertes de San Felipe y San Martín, entre otros. Además, ordena la construcción de una trinchera en Guarnizo para proteger la fabricación de bajeles de un potencial ataque por tierra. La corona encargó los planos de las nuevas defensas a Luis Langots. Este ingeniero, aunque de origen francés, durante la guerra de sucesión española había trabajado como Brigadier del cuerpo de ingenieros de Felipe V y había realizado variadas fortificaciones en Ceuta, San Sebastián, Fuenterrabía o Pamplona. Un hombre con gran experiencia, que realizará unos detallados planos de la Bahía de Santander, desde la costa hasta la base de Peña Cabarga.
La Trinchera de Guarnizo, según Andrés Cabezas, alcanzaba unos 900 metros y contaba con dos redientes triangulares, uno de ellos artillado, coincidiendo con los caminos de acceso. Unía las rías de Boo y Solía, aprovechando la parte más estrecha del istmo de la península que componen Guarnizo y Astillero. La componían cinco planos de diferente inclinación a lo ancho (Oeste-Este), de unos 16 metros que incluían: Glacis, Contraescarpa, Foso, Escarpa y Parapeto. De manera que, transversalmente, presentaba una línea quebrada de rampas que dificultaban enormemente el movimiento de tropas. Estaba hecha con tepes y cubierta de césped, a la manera que se hacían los malecones y algunas paredes. La trinchera se construyó a lo largo del año 1726, como se desprende de algún acta de la parroquia de Guarnizo que recoge la defunción de un trabajador de la trinchera y otras denuncias de propietarios por el destrozo de sus terrenos, mientras se ejecutaba la obra de la trinchera.
Gracias a este reciente trabajo de Andrés Cabezas, tenemos la oportunidad de saber con exactitud por donde discurría la trinchera de Guarnizo, los tramos destruidos y los que se podrían recuperar, ya que, como apunta el propio autor «Describimos el estado de conservación de los tramos que aún persisten y proponemos algunas medidas para conservarla y documentarla ante posibles obras de utilidad pública u otras derivadas del cambio o de la ampliación de las afecciones urbanísticas».
Recomendamos la lectura del trabajo 'la conservación del retrincheramiento de Guarnizo', que da origen a nuestro artículo, en la revista Altamira, del año 2019, tomo XC. Confío que después de este meticuloso trabajo que ha sacado a la luz la única infraestructura que quedaría de las instalaciones de los reales astillero de Guarnizo, tanto autoridades como ciudadanos, nos pongamos manos a la obra para recuperar alguno de los tramos que aún persisten debajo de rellenos y maleza para enseñar a las siguientes generaciones uno de los elementos más antiguos del patrimonio histórico civil de Astillero-Guarnizo.
Un apunte para finalizar este escrito. Los planos confeccionados por Luis Langots, fueron utilizados en 1991 como base para la construcción de la maqueta encarga por el Ayuntamiento de Astillero, para la Expo Universal de 1992, en la que se recogen las edificaciones y gradas de los astilleros de Potrañés y La Planchada en el año 1726. La maqueta se haya expuesta el Centro Expositivo sobre el Real Astillero de Guarnizo, en la calle Industria.
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