Años de abandono y vandalismo arruinan la labor de los Voluntarios de la Puebla Vieja

El colectivo emergió allá por 2012, con motivo de la rehabilitación de la calle Espíritu Santo. De forma improvisada, un grupo de vecinos se puso manos a la obra para ejecutar pequeñas intervenciones que dieron realce al lugar. Por petición popular, su iniciativa saltó a la calle del Medio, y de ahí al resto del Conjunto Histórico Artístico. Diez años después, el panorama es desolador. La falta de mantenimiento por parte institucional y privada, unida al vandalismo, han devuelto la situación casi al punto de partida. Hoy muchas de aquellas pinturas han desaparecido. Otras han perdido el brillo inicial y claman a gritos un repaso. Hay situaciones grotescas, como la de la puerta de ascensor, que fue ocultada por una soberbia reproducción del cuadro de Velázquez sobre el filósofo Menipo y que ha vuelto a emerger en lo alto de la calle Santa María, para sonrojo de propios y extraños.

Una de aquellas pioneras, Montse Villanueva, explica que aquel movimiento «surgió por amor a la Puebla Vieja». «Es una cuestión de respeto», sostiene. Ella sigue poniendo tiritas en unas heridas cada vez más profundas. Esta misma semana concluyó la pintura del gato 'Dolce' en su hábitat de la calle del Medio. La iniciativa perseguía, además, sacar el arte a la calle y, de paso, poner en valor la rica historia local. Así se explica la ilustración que retrataba a un ballestero en un recoveco de la antigua muralla, sobre la Cuesta del Infierno. «Los ballesteros cántabros, y en especial los de Laredo, tenían doble soldada, porque eran los mejores de Castilla. Donde ponían el ojo, ponían la flecha», explica. Quizás todo sea cuestión de puntería para salir adelante. «Sé que en este pueblo hay gente que tiene ganas de hacer cosas, hay un bachillerato de Artes, hay muchos artistas y gente sensible. Tal vez hace falta alguien que coordine, que encuentre la manera de hacer equipos, para poder avanzar».