La Apareciduca de Las Cárcobas volvió con renovados bríos ¡y no llovió!

Cientos de laredanos acudieron fieles a su cita con el barrio de Las Cárcobas para sumarse a su tradicional celebración de su patrona, la Bien Aparecida, aquí bautizada como 'Apareciduca', que cumplió su cuarenta edición. Aunque los pronósticos del tiempo vaticinaban lluvia, no cayó una sola gota a lo largo de la jornada en el considerado balcón de Laredo y todo el programa festivo se pudo llevar a cabo con normalidad y un excelente ambiente festivo.

El programa se inició con la celebración de la misa y la tradicional procesión, actos que contaron con la asistencia de las autoridades locales, con la alcaldesa Rosario Losa al frente, acompañada de varios miembros de la corporación municipal. La ambientación musical durante todo el día corrió por cuenta del grupo cultural Los Ventolines, que a los sones de la gaita, el requinto y el tambor no cesaron de contribuir a engrandecer la jornada.

A mediodía, el concurso de dibujo infantil permitió a unos 50 niños y niñas plasmar sobre el papel con las pinturas el extraordinario paisaje y vistas panorámicas que se divisan desde el barrio de Las Cárcobas.

Si algo tiene de extraordinaria esta fiesta, es el ambiente festivo, de camaradería y al estilo 'antiguo' que suponen las comidas en el 'prao', en familia y amigos, a la manera tradicional. Este apartado se cumplió totalmente este año, con una temperatura y unas condiciones excelentes, en las campas habilitadas por la organización, para que los romeros dieran buena cuenta de sus tortillas y filetes empanados a placer. Y la lluvia seguía sin hacer acto de presencia. .

Tras la comida y un breve reposo, los juegos para niños y mayores, en la campa del pasabolo, acudieron a su también imprescindible cita. En esta fiesta, más que en ninguna otra, lo importante de este rato de convivencia entre padres e hijos, es participar, y no tanto ganar. Aunque un cucurucho de golosinas para los niños, o una botellita de cava para los mayores, no está mal como premios para los esforzados de la carrera de sacos, la carretilla o el juego de las sillas.

Sin solución de continuidad llegó otro de los platos fuertes de la jornada: el encierro hinchable, en el que cuatro magníficas reses de la ganadería Alianza repartieron durante una hora estopa a raudales, sobre todo entre los niños. Afortunadamente no hubo que lamentar daños mayores, y no hay constancia de traslado alguno a centro médico por asta de toro. Fue una tarde taurina apoteósica.

Para entonces los romeros ya habían dejado de mirar para el cielo. La jornada, climatológicamente hablando, estaba asegurada. Por eso los niños se animaron con la fiesta de la espuma, de colores, y los mayores mientras tanto, esperando animadamente entre risas, música, buen ambiente y compra de papeletas para la rifa, que se realizó, en torno a las ocho y media de la tarde, en mitad de la actuación del hombre orquesta Habana, que -otro clásico- no quiso perderse su cita anual con La Apareciduca de las Cárcobas. Él puso con sus ritmos y simpatía el punto final a una jornada histórica de la fiesta pejina que, según algunos de los asistentes, supone el punto de reencuentro entre los laredanos, después de meses en los que el bullicio turístico no permite este ambiente íntimo y convivencial entre los laredanos.

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