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Los ornitólogos coinciden en que Laredo reúne unas características idóneas para fomentar la biodiversidad de las aves en su entorno. Su extensa trama urbana repleta de jardines sin presión poblacional durante gran parte del año; su linde con el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel; la facilidad de recorrer su trama urbana para hacer un rápido y exhaustivo control de las casetas. Y la simbiosis entre las aves insectívoras y el interés de los carrocistas que miman sus cultivos de flor para la Batalla de Flores conforman un marco inmejorable.
La iniciativa del Ayuntamiento de Laredo y Diego de Vallejo, divulgador de la naturaleza y creador del canal de Youtube 'Poty Ambienturas', persigue convertir a la villa pejina en un referente nacional de buenas prácticas en cuanto al uso y gestión de cajas nido para favorecer la reproducción de las especies más asiduas. Lo atractivo del proyecto es que involucra al conjunto de la sociedad. «Esto empezó inicialmente con los colegios de educación primaria, como el Pepe Alba, el San Vicente de Paúl y el Pablo Picasso. Los alumnos aprendieron la importancia de brindar estos refugios para que las aves pudiesen anidar en primavera. De ahí saltó a los vecinos de a pie y a las asociaciones, a las que también les entusiasmó la idea, y ahora estamos a punto de cerrar el círculo», relata ilusionado.
Gracias a su perseverancia, especies tan asiduas a Laredo como el carbonero común, el colirrojo tizón, el herrerillo, el mirlo, la lavandera y el reyezuelo listado encuentran un alojamiento para la época de cría perfectamente mimetizada con el entorno, tras la pertinente adaptación y envejecimiento de las maderas con la que están confeccionadas.
Unos habitáculos que el resto del año quedan a la intemperie adquiriendo esa identidad con el medio en el que se ubican que resulta decisiva para que los pájaros se adueñen de ellas. Su colocación requiere entender conceptos como la territorialidad que caracteriza a casi todas las especies, lo que aconseja garantizar un área de exclusividad mínima de 150 metros cuadrados entre cada una de estas pequeñas incubadoras. Murciélagos, erizos e insectos polinizadores son otros beneficiarios de estas soluciones habitacionales a partir de las cuales Laredo apunta a convertirse en un paraíso para quienes hace siglos que establecieron su puente aéreo particular con el municipio.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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