Cuenta atrás para la Batalla de Flores de Laredo

Durante estos días, los integrantes de las agrupaciones trabajan tijera en mano. En diferentes turnos, todos ellos se afanan en recoger miles de claveles sobre los que cae el peso de vestir las alegorías que deberán estar a punto el viernes. Cada una de las carrozas -dependiendo de la categoría en la que concursen- puede llevar entre 150.000 y 180.000 flores naturales, clavadas una a una sólo horas antes de salir a pista, lo que se traduce en una exigente carrera contra reloj. Además de los tradicionales claveles, el certamen emplea también otro tipo de flor: las dalias. Y, aunque algunas asociaciones disponen de campos de esta variedad, la mayoría de ellas llegan a Laredo procedentes de Países Bajos.

En concreto, de la localidad holandesa de Zundert donde se celebra un floreado desfile de carrozas el primer fin de semana de septiembre y para el que se cultivan miles de flores, tantas, que sus inmensas plantaciones son capaces de atender la demanda de otras localidades como es el caso de Laredo. La conexión entre ambas poblaciones existe desde 2010 y se ha traducido en importantes novedades para la celebración pejina, cuyos carrocistas pueden, gracias a la importación de estas flores, emplear nuevos colores en sus creaciones y dotarlas de mayor creatividad para sorprender al público y al jurado del concurso, cuyo nivel no deja de crecer.

En las huertas de Laredo prima el silencio. El murmullo de las tijeras cortando los tallos se impone a las conversaciones y al ruido de los vehículos apenas audibles. La recolecta parece un ritual y marca la cuenta atrás para ver el resultado de tantas horas de trabajo. El inminente desfile es la línea de meta, pero el camino hasta entonces también se disfruta. En las plantaciones de la Asociación Come Golayu que lo ha Hechu Güela, recogen flores sin parar. Los claveles amarillos y naranjas llenan cientos de cajas que, a su vez, van a parar a los maleteros de varias furgonetas que se van llenando hasta que no cabe ni una flor más. Necesitan 350.000 para cubrir las dos alegorías que este viernes desfilarán por el corazón de la villa pejina y pelean contra el tiempo para llegar con la puntualidad que se exige. También esperan con ansia la llegada del camión de dalias procedente de Zundert con las que completarán sus obras.

Tras la recolecta, las flores llegan a las bases de operaciones de las agrupaciones. Allí, los colaboradores las clavan en un laborioso trabajo que se desarrolla durante las horas previas al día grande. Nervios, inquietud y alegría por ver cómo las carrozas van tomando forma son los sentimientos que van y vienen en los días previos a la Batalla y que se acrecientan a medida que la cita se acerca.

En la tradicional Noche Mágica, que se celebra mañana, laredanos y visitantes podrán compartir el frenesí de las asociaciones participantes recorriendo las ubicaciones de las carrozas para observar de primera mano cómo trabajan los artesanos de la flor creando los impresionantes tapices floreados que lucen las alegorías.

Si todo va como según lo previsto, en la tarde de este viernes, el trabajo de todos ellos recibirá el cariño del público en el desfile que despide el verano con la alegría de las flores mezclada con el arte, el talento y el compromiso de las agrupaciones carrocistas que, con compañerismo y también rivalidad, disfrutan de una misma pasión. En esta edición, siete agrupaciones presentarán un total de trece carrozas: nueve de ellas en categoría A, la que tienen mayor tamaño, y cuatro en B.