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El mercadillo dominical mantuvo su cita con los laredanos pese a ser jornada electoral. Las negociaciones y regateos son una metáfora sobre la dinámica que se avecina en la villa pejina tras el escrutinio de los votos. Aunque en lugar de en plena vía, aquí ... se realizará fuera de los focos.
Porque la discreción es el perejil de todas las salsas en los pactos de gobierno. El próximo 17 de junio el bastón de mando recaerá en quien sea capaz de aglutinar nueve o más apoyos entre los 17 concejales electos. Sólo en el improbable caso de que nadie logre la mayoría absoluta, se procederá a investir como alcalde al líder de la fuerza más votada. Un honor que recaería en Miguel González, cabeza de lista del PP, que obtuvo en el recuento oficial tres votos más que Juan Ramón López Revuelta, al frente de la candidatura de Hacemos Laredo. Ambas formaciones y Unidos x Laredo, liderada por Ramón Arenas, se hicieron con tres actas de concejal cada una.
El resto de formaciones, hasta un total de cuatro, obtuvieron dos concejales por candidatura. Con este reparto de actas son muchas las combinaciones posibles para cerrar un pacto de gobierno. Pero sólo una será la fórmula ganadora.
Con el recuento ya culminado, la misma noche del domingo se abrió la veda de los pactos. Un ritual que tiene sus propias leyes no escritas, entre las que destaca aquella que dice que las reglas están para romperse.
Las mismas llamadas de cortesía para dar la enhorabuena al ganador se convirtieron en excusa para una primera toma de temperatura respecto a la disposición a alcanzar futuros acuerdos entre los recién elegidos. Y aunque la tradición establece que es quien obtuvo más apoyos el encargado de mover ficha, lo cierto es que ya al alba había quien había iniciado su particular ceremonial del cortejo, en unas maniobras sobre cuya existencia hay tal certeza como ausencia de pruebas.
Miguel González es consciente de que está ante un momento crucial. Y vocea su mercancía. «No tenemos ninguna línea roja, vamos a hablar con todos». En su hoja de ruta no hay lugar para la sorpresa. «Lo llevábamos en nuestro programa: capacidad, trabajo y diálogo», subraya. Y apela al resto de formaciones a estar a la altura del desafío. «Tenemos una gran responsabilidad, que es dar estabilidad a Laredo a través de un gobierno fuerte, sólido, que permita sacar adelante todos los proyectos».
En la misma línea, Rosalina López, desde Hacemos Laredo, lanza su mensaje. «El pueblo ha mandado un mensaje claro: quiere un cambio ya. A partir de ahí, nosotros estamos abiertos al diálogo con todos, aunque es al PP al que le corresponde mover ficha por haber ganado». En cuanto a la forma de proceder, destaca que «Laredo no puede permitirse líneas rojas ni azules. Nos sentaremos con aquellos que quieran de verdad a nuestro pueblo y se comprometan con nosotros a dejarse la piel». En este sentido destaca que «a partir de ahí se negociará y por nuestra parte seguro que hay un acuerdo». «Tenemos toda la voluntad para crear un gobierno fuerte y estable, que es lo que necesita este pueblo», concluye.
Conoce a los candidatos de Laredo
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