La designación de Miguel González agudiza la crisis en el PP de Laredo

Su ultimátum del viernes pasado activó un intento desesperado para forzar la integración. La oferta de una candidatura conjunta encabezada por el actual portavoz, Alejando Liz, con Recio como número dos, quedó rechazada casi al tiempo que se puso sobre la mesa. Cómo se ha pasado de este escenario con Liz de número uno a su relevo por su otrora leal gregario es una incógnita. La dimisión presentada este miércoles como secretaria de la junta gestora local por Leticia Vila, incondicional de Liz en todos estos años, alimenta las especulaciones sobre un terremoto aún mayor.

Las últimas semanas han sido un hervidero de negociaciones en la villa pejina. Poco tiempo y exceso de vetos cruzados para suturar las heridas abiertas hace cuatro años. Fue entonces cuando Liz, designado candidato por consenso entre las distintas sensibilidades alojadas en el seno del partido, decidió dar un golpe de mano en el último momento y elaboró una candidatura integrada casi en exclusiva por exmiembros de IPdL, la formación que fundó en el 2007 para competir con el propio PP cuando no fue ungido por el comité local.

Aquella decisión de mayo de 2019 se tradujo en un histórico descalabro en las urnas, donde el PP cosechó tres concejales. Llovía sobre mojado. En octubre de 2013 se había logrado la integración de IPdL en el Partido Popular. El artífice de aquella reunificación fue el entonces teniente de alcalde, Ramón Arenas, que vio recompensada su labor con una traición cocinada a varias bandas que le dejó fuera de las listas de 2015 contra todo pronóstico.

El ultimátum de los 131 afiliados anunciado el pasado viernes podría servir para justificar ante las bases una decisión que ya estaría tomada, salvo sorpresa de última hora: concurrir con marca propia y librar en las urnas el pulso que no han podido entablar dentro del propio PP.