Secciones
Servicios
Destacamos
Inés Castresana
Laredo
Jueves, 25 de abril 2019, 07:31
El IES Bernardino de Escalante cumple 50 años y los actos para festejar este aniversario han sido variados pero tuvieron, sin duda, su momento más entrañable y especial el pasado sábado con la celebración de una comida de fraternidad que sirvió para reunir a antiguos ... alumnos, docentes y directivos del centro.
El propio instituto sirvió de lugar de encuentro y a él acudieron cientos de personas que, de una u otra manera, han estado vinculados a la vida del Bernardino de Escalante. Entre preguntas como «¿dónde vives ahora?» o frases del tipo «no te hubiese reconocido», antiguos estudiantes, profesores y trabajadores fueron poniendo cara a sus viejos recuerdos vinculados a este centro escolar.
Para recibir a todos los que se sumaron a la fiesta, en una de las aulas del instituto, se había preparado una exposición que recogía los momentos más destacados de estos cincuenta años de historia del centro, incluso se había recreado un pequeño aula con mobiliario de los tiempos en los que el Bernardino de Escalante abrió sus puertas y era el único centro de secundaria de la comarca.
Conchi Rubio, profesora y jefe de estudios del instituto en la actualidad y una de las organizadoras de los actos del aniversario, comentaba que el Bernardino de Escalante es como su segunda casa, «llevo aquí 35 años, más de media vida».
La víspera de este día de encuentro tuvo lugar el acto institucional con la presencia del presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla y otras autoridades regionales y locales y Rubio contaba que «hemos pasado muchos nervios en ese momento pero el día de hoy es para disfrutar».
Para que todo este aniversario haya salido redondo, se creó una comisión de trabajo formada por dos profesores, Miguel García, que imparte clases de dibujo; Jesús Hernández, de historia, y la propia jefe de estudios. A ellos se les han sumado una serie de antiguos alumnos y profesores que han estado ayudando en la organización.
Todos los presentes el sábado recordaban cómo han cambiado las cosas en estos años de vida del centro. Rubio explicaba que «para empezar, cuando yo llegué aún había BUP y hasta mil alumnos cursando sus estudios porque era el instituto de la región, ahora somos cuatrocientos. En lugar de tener aulas de más de cuarenta alumnos, como había antes, ahora trabajamos con aulas de apenas veinticinco», apuntaba. Otro de los cambios vividos es la ceración de «aulas materia», lo que implica que son los propios estudiantes los que se mueven de una clase a otra. «Tenemos aulas materia, aulas de dibujo, talleres, aulas de música, de tecnología, laboratorios nuevos», recordaba Rubio.
Durante los pasados meses se hizo un llamamiento y difusión de los actos que iban a tener lugar con motivo de esta fiesta aniversario para tratar de llegar al mayor número de implicados posibles y reunir así a la mayor parte de ex estudiantes y profesorado.
Dos profesoras que impartieron clase cuando el Bernardino de Escalante abría sus puertas son Amelia Liber y María Llaguno. Ambas se mostraban sonrientes y un tanto abrumadas por la presencia de tantos antiguos alumnos que habían pasado por sus aulas cuando impartieron clase en el centro en plena década de los años 70.
Liber aseguraba que durante estos cincuenta años los cambios han sido muchos. «En aquel entonces no había, por supuesto, aulas de informática, por ejemplo; no había muchas cosas que ahora hay; además han cambiado muchas veces la ley de educación». Profesora de Historia y arte, se emocionaba al relatar el encuentro con viejos alumnos. «Nos hemos dado un abrazo muy fuerte y me ha hecho mucha ilusión porque para mí, que era mi primer destino, los alumnos de Laredo fueron espléndidos». Fue en el Bernardino de Escalante donde esta profesora se enfrentó en 1971 a su primer aula de bachiller, ya que hasta entonces había dado clases en la universidad. «El primer año es verdad que fue durillo», reconocía.
María Llaguno daba clases de Física, química y matemáticas y apuntaba a lo diferente que eran aquellos tiempos «con aulas de cuarenta alumnos o más». «Fueron años que pasamos muy a gusto y he podido ver a alguno de aquellos alumnos, que no he conseguido reconocer porque han pasado muchísimos años».
La jornada culminó con una comida que tuvo lugar en una carpa instalada en el patio del centro en la que todos los asistentes pudieron recordar tiempos pasados y compartir experiencias.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.