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Un recorrido a pie por los apenas 100 metros de carretera que enlaza la sede de Ampros, situada en terrenos de Laredo, en la zona de El Brusco, que linda con el límite de Colindres, junto al Regato Madre, sirve para hacerse cargo del problema. ... El riesgo de atropello es evidente dado lo estrecho del paso, de apenas tres metros de anchura, en un vial que opera en ambos sentidos de circulación. La proximidad del Polígono Industrial hace que vehículos pesados se adentren en esta ratonera, donde es frecuente que el vial se colapse y solo la marcha atrás de uno de los vehículos logre su desbloqueo.
Los sustos son cotidianos. Los accidentes de chapa abundan. Y la vulnerabilidad de los 60 usuarios y sus familias que transitan a pie o en silla de ruedas por este punto es extrema. El tropiezo, días atrás, de Luis Ángel, con uno de los numerosos socavones que se han formado con las últimas lluvias, se convirtió en la gota que colmó el vaso. Su madre María Ángeles Pérez evitó que el joven diera con sus huesos en el suelo, salvándole de un potencial atropello. Pero aquella 'librada' le sirvió de espoleta para convertirse en la 'madre coraje' que, durante el pasado fin de semana, ha puesto a arder las redes sociales.
El paseo de un grupo de usuarios tanto del centro Margot, como del centro ocupacional que Ampros gestiona en dicho entorno, describe de manera gráfica el problema. Allí recalan personas discapacitadas de toda la zona oriental. No hay espacio para transitar y deben exponerse a caminar junto al tráfico rodado. La señalización limita la velocidad a 20 km/ hora, pero las prisas de quienes están al volante marcan otro ritmo. El temor a que un día sobrevenga el temible atropello se ha convertido en motor de una indignación que comparten los vecinos del entorno. Son medio centenar de familias, que en muchos casos se ven casi confinadas en sus viviendas en lo que a salir como peatones se refiere.
En el Ayuntamiento de Laredo hay montañas de escritos y quejas denunciando la situación. No de ahora. Sino de hace más de dos décadas. El centro de Ampros abrió sus puertas en el año 1985. En aquella época, ni existía el Polígono Industrial, ni se había producido la expansión de Colindres hasta el parque del Riego. Por lo tanto, el vial era un punto por el que apenas pasaba algún vehículo motorizado.
En el año 1998 Laredo inauguró su flamante polígono industrial. Y rozando el año 2000, Colindres acometió el desarrollo del área del antiguo matadero. Provocando la extensión de su trama urbana hasta el límite con el arroyo Jurisdicción. Todo ello sin que se mejorasen los accesos a las instalaciones de Ampros.
Días atrás María Ángeles trató de que la alcaldesa de Laredo, Rosario Losa, le recibiese. Sin éxito por el momento. Junto a ella, un vecino de la zona, Fernando, esgrime una solución. «Los propietarios de todos los terrenos que hacen de margen por el que discurre el vial están dispuestos a ceder gratuitamente el espacio necesario. Su única condición es que el Ayuntamiento acometa el alcantarillado que ahora es inexistente y que propicia la inundación de sus propiedades». Porque esa es otra. Casi quince días después de las intensas lluvias, aquí persisten las zonas inundadas.
La denuncia de María Ángeles sigue circulando de muro en muro de redes sociales. El Ayuntamiento ha declinado hacer declaraciones al respecto. El concejal de Obras, Pedro Diego, se ha comprometido a recibir a esta madre en la misma llamada realizada desde este periódico, que le ha facilitado el contacto con la denunciante. Una madre que no se muerde la lengua. «Están aquí abandonados, como apestados como perros. De esta situación es conocedor el Ayuntamiento desde hace más de 10 años. Y no han movido ni una uña», denuncia indignada.
A María Ángeles le basta con caminar a paso lento por el vial para dar lugar a un pequeño atasco. Enseguida atrona el claxon de los vehículos atrapados. «Esto es lo que vivo a diario. Que los chicos no pueden salir a pasear, los hay que van en sillas de ruedas, y les rozan todos los días con los retrovisores», razona. Finalmente, se pregunta en voz alta, en referencia al consistorio laredano, al Gobierno de Cantabria y al Gobierno de España. «Si todos los que estáis ahí tuvierais una madre, o un hijo, o un hermano que tuviera que asistir a este centro ¿este camino estaría así? Seguro que no», concluye.
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