La fuente de los Moros

A lo largo de la historia las fuentes provenían originalmente del uso del pilón, caída del agua, que en los pueblos hacía referencia a la pila grande donde antiguamente acostumbraban las mujeres a recoger el agua para las casas y para el lavado de sus ropas y enseres, además de servir de abrevadero. Las fuentes se ubicaban en su inicio, principalmente, en los lugares primordiales de la vida urbana, las plazas públicas y en las zonas céntricas para el servicio tanto de las personas como de los animales. Era un centro y lugar de encuentro y reunión que propiciaban las relaciones sociales de la población. La realización de fuentes públicas era uno de los objetivos del Concejo de Laredo empeñados en fomentar el bien común, más en unos siglos donde la escasez de agua en verano provocaba grandes problemas de higiene y salubridad en la Villa. En un documento que hemos hallado en el Archivo General de Simancas de 30 de julio de 1507, el Procurador General del Concejo de Laredo Martín Sánchez de Villota solicitó a sus Altezas reales hacer un repartimiento de 200.000 maravedís para reparar las fuentes.

La villa de Laredo, manifiesta el citado procurador «padece escasez de agua, ya que en verano no hay, y en invierno la poca que hay está muy turbia y sucia, porque los caños están trabados y entran en ellos las aguas de lluvia de los arroyos, por lo que tienen que ir lejos para proveerse de agua, o sino las gentes enfermarán, y algunas ya han enfermado por el agua». Estos trabajos de ejecución y reparación de fuentes acarreaban la aparición de oficios como los maestros de las fuentes y/o de los caños, los carpinteros, los herreros, los obreros etc... que eran los encargados del aderezo de los caños y de las fuentes públicas. La realización de las citadas fuentes era fundamental para la salubridad de la Villa y sus habitantes. Por este motivo el concejo se preocupaba de su mantenimiento aunque en numerosas ocasiones tenían que recurrir a la iniciativa privada para su sostenimiento. En la Villa de Laredo, la fuente más antigua de la que tenemos constancia de su existencia se ubicaba muy cerca de la Iglesia de San Martín, antigua parroquial de la Villa. Según nos relata en 1932 Maximino Basoa «La fuente pública más antigua de la Villa es la conocida por la de los Moros. Es un pozo que hay en la huerta sita al Sur de Santa Catalina, próxima a la carretera de Muriedas a Bilbao, con una escalinata de piedra; tanto esta como aquel se hallan hoy ocultos en las épocas de gran sequía una bomba sube el liquido que vierte por un caño a la acera de la calle».

No le falta razón al cronista ya que en el Cartulario de Puerto, en un documento de fecha 18 de febrero de 1068, en concreto en la Escritura XI, titulada 'Donatio uel regula de Lareto', hace referencia a la fuente y arroyo de San Martín: «Similiter et ad illa fonte de Sancti Martini...medietate in illa terra que est prope de illo arroio». Con lo cual tenemos documentada la primera fuente de Laredo, con su arroyo hace ya un milenio. Una fuente de gran importancia para los laredanos por ser de gran utilidad para su propia supervivencia. El topónimo de 'fuente de los moros' ya nos indica la antigüedad de la misma, pudiendo remontar su antigüedad a tiempos de la invasión árabe. Esta fuente a lo largo de la historia ha sido motivo de disputas por su propiedad incluido hasta el siglo XIX, entre particulares y el propio Ayuntamiento de Laredo que siempre defendió su propiedad desde tiempo inmemorial, cuyo reflejo ha quedado incluso en las actas municipales del siglo XIX.

En la sesión extraordinaria del 10 de septiembre de 1861, presidida por el primer teniente de Alcalde Don Gumersindo Marsella sobre este tema de la fuente se dice lo siguiente: «Teniendo por único objeto deliberar acerca de proporcionar al pueblo más aguas que las que viene disfrutando en la actualidad, con motivo de la estación calórica por que se atraviesa y de que esto puede hacerse de la Fuente llamada de los Moros, como se ha practicado desde inmemorial tiempo a esta parte, siendo como es de la propiedad del mismo pueblo en sentir de los señores concejales, circunstancia que ha sido resistida por el Señor Alcalde Don Ramón de Rada, quien también la considera suya, por estar enclavada en la huerta que compró uno de los últimos años a Don Antonio María Álvarez de Toledo, vecino de Villafranca del Bierzo». «El Señor Teniente de Alcalde Gumersindo Marsella, que preside en unión de los demás señores del Ayuntamiento dispusieron que el infrascrito Secretario pusiese de manifiesto los antecedentes escritos que tuviere noticia obrasen en el Archivo y Secretaría de dicho Cuerpo Municipal, para poder fijar su deliberación con la debida exactitud sobre este interesante negocio». Como apreciamos, en la documentación histórica, en época de sequía se recurría a esta fuente histórica que al parecer ha sido motivo de disputa durante siglos, como en el caso que nos ocupa que el Alcalde Ramón de Rada se adueñó de ella en contra del sentir del resto de corporativos que la consideraban del pueblo desde tiempo inmemorial.