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«Siempre tuve la incertidumbre profunda de que cuando muriese e hiciesen una retrospectiva de mi obra, la gente dijese que estaba loco. Que todo iba a reñir con todo, que iba a haber conflicto. Pero me di cuenta de que no: en mi obra, ... todo dialoga con todo». Rodeado de esas criaturas que no han perdido un ápice de vitalidad desde que brotaron de sus pinceles, José Ramón Sánchez cautivó el pasado viernes con sus reflexiones a una audiencia entregada.
Lo hizo en la inauguración en el antiguo Ayuntamiento de Laredo de la exposición homenaje que impulsa el Gobierno de Cantabria en el año que culturalmente ha sido bautizado con el nombre del artista. Premio Nacional de Ilustración, también El Diario Montañés le ha nombrado cántabro del año. La puesta de largo contó con la asistencia de la alcaldesa, Charo Losa, los concejales Pedro Diego, Antonio Bocanegra y Juanjo Revuelta, así como la parlamentaria Noelia Cobo, junto a Jesús Mazón, comisario de la muestra.
Charo Losa indicó respecto a la muestra que «para muchos de los aquí presentes, se transforma en un repaso imaginativo de nuestra propia trayectoria de vida, porque con y junto a José Ramón hemos ido caminando de la mano en nuestro día a día». Tras describir el conjunto de su creación como «un mundo mágico impregnado de vida, pasión, sentimiento y color», concluyó con un «gracias por todo y por tanto», dirigido a José Ramón Sánchez.
Una treintena de cuadros resumen diez etapas creativas en las que el prolífico artista firmó más de 1.000 obras de arte. Trabajos a los que se asomó y confesó que «parece como si me estuvieran contando la vida». Abundando en esta idea, José Ramón Sánchez señaló que «el artista lo es cuando ya ve las cosas en otra dimensión superior. Cuando veo mis cuadros me digo: esto no parece mío». Una confesión realizada ante 'El Jerusalén Celestial', perteneciente a la etapa del Beato de Liébana junto al 'Apocalipsis': «¿Sabéis por qué gustan tanto estos cuadros y el del 'Acorazado Potemkin'? Porque el Beato recuerda el Apocalipsis que hemos vivido. Y el otro recuerda la invasión rusa de Ucrania».
Precisamente el cuadro sobre una de las obras cumbres del cine, con la icónica escalera de Odessa, le sirvió al maestro para recuperar otra de sus frases lapidarias. «Un cuadro es un 10% de talento. Y un 90% de trabajo», subrayó.
Antes de llegar a él, hubo parada obligada ante dos cuadros que componen la serie 'Un Tiempo Mejor'. Más de 40 años llevaban sin ser expuestas 'Mañana de domingo en El Retiro' y las dos obras que inspiraron la campaña del PSOE al final de la Transición, que culminó con Felipe González aupado a La Moncloa.
Tampoco faltaron guiños al Moby Dick, fundidos con estampas de Sotileza con una impresionante 'Galerna de Viernes Santo'. Ante 'El Quijote' reconoció un secreto a voces: «La mía es una visión cinematográfica, mis cuadros están repletos de escenas», aclaró, antes de confesar su debilidad por esa serie dedicada a 'Los grandes maestros' en las que rinde su particular homenaje a 12 pintores, 12 músicos y 12 novelistas, inmortalizados en su propio mundo creativo.
La visita concluyó junto a una vitrina que contiene sus pinceles, sus platillos de mezclas de colores, su pasión por el blanco, y parte de sus manuscritos. Un espacio presidido por el Goya al Mejor Director que recibió en 2007 su hijo Daniel Sánchez Arévalo por la película 'Azul Oscuro, casi negro'. Con una dedicatoria que el artista repitió emocionado. «Papá el goya es para ti. Tú me has metido el cine en vena». Una forma de simbolizar esa bocanada de aire y de creatividad insuflada a generaciones de españoles durante medio siglo. Hasta finales de julio, Laredo dispensará un chute de arte para disfrutar de un genio irrepetible.
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