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«El edificio está enfermo, mal implantado y diría que fuera de la ley. Invertir en la reforma de las piscinas municipales de Laredo es malgastar dinero público». Así de tajante se muestra el arquitecto catalán Ricard Balcells, contratado por el Ayuntamiento de Laredo hace dos años para realizar un estudio de las piscinas pejinas, poco después de su clausura ante el riesgo de derrumbe de la cubierta.
En medio de la polémica surgida porque la reforma de las piscinas no termina de arrancar a pesar de haber una dotación para, al menos, reparar la cubierta, Balcells -que diseñó las nuevas piscinas de Colindres- asegura que no comparte la decisión que tomaron en su momento todos los grupos municipales de Laredo de rehabilitar las actuales instalaciones.
En el informe que elaboró en 2015, el arquitecto catalán aseguraba que las actuales instalaciones «han cumplido su ciclo de vida útil tras 23 años» y planteaba tres soluciones al Ayuntamiento pejino. La primera, por la que finalmente se decantó la Corporación, consistía en mantener la piscina donde está, «reconociendo sus limitaciones, aceptando y potenciando su destino más claro vinculado a la enseñanza, a la práctica de los jóvenes y a la natación más competitiva, pero sin dejar de lado completamente la posibilidad de ofrecer algún servicio termal y de hidroterapia para la gente mayor». Esta primera opción supondría para el Ayuntamiento pejino un gasto cercano a los 1,7 millones de euros.
Una segunda opción que ofreció Balcells -sin cuantificar el coste- era elaborar un proyecto de fusión de las piscinas municipales, el polideportivo Emilio Amavisca y el campo de fútbol en una única área polideportiva municipal. Para ello sería necesario comprobar a través de un estudio de gestión la viabilidad económica del proyecto y trazar un estudio urbanístico para verificar las implicaciones y la correcta inserción del nuevo complejo en la trama urbana.
Por último, el arquitecto planteaba la posibilidad de trasladar la piscina a otro solar, más soleado y amplio, y quizá más cercano a otro equipamiento municipal acorde con ella, destinando la parcela que ocupa a 'esponjar' la zona y reforzar o ampliar las actividades del polideportivo actual. «La actividad natatoria podría instalarse en algún otro solar más dotado -serían necesarios 2.500 metros cuadrados- y cercano al entorno natural: ¿El puerto o cerca de él, frente la playa, en las dunas de la hípica?». Para calcular el coste de esta actuación, este arquitecto tomaba como referencia el modelo de las piscinas de Colindres, que suponen un coste de cinco millones de euros.
Dos años después de llegar a estas conclusiones, Balcells asegura que restaurando el edificio se puede conseguir evitar las patología que tiene, «pero no se conseguirá mejorar porque está constreñido desde el punto de vista urbanístico, de la orientación solar y tiene problemas de accesibilidad, ya que no se puede rodear el edificio». «Además, la instalación está amortizada económicamente con la edad que tiene. No está tirando el dinero cambiando la piscina de ubicación, dedicando ese espacio a ampliar el instituto o el pabellón que está a lado, también constreñido».
El arquitecto señala que el proponía una remodelación urbanística en profundidad, que el Ayuntamiento podía acometer estudiando solares nuevos. «Mirando al futuro del municipio esto no puede ser. Restaurar no lleva a ninguna parte. Ni de golpe, ni en partes. Es tirar el dinero».
El diseñador de la piscina de Colindres reconoce que rehabilitar siempre es la opción más barata. «Si el alcalde quiere poner en marcha la piscina con el mínimo coste para que los vecinos dejen de quejarse, es lo correcto. Tapemos las goteras, pongamos doble vidrio para quitar las fugas, una caldera y adelante. Pero yo en mi informe hable de invertir el menor dinero para poder abrir. Porque el destino final es cerrar ese edificio y hacer otro nuevo en otra zona. Es lo que Laredo necesita. Es un chiste. Compare con la piscina de Colindres que se acaba de inaugurar. Y Laredo es mucho más importante».
Respecto al debate que se ha generado desde hace meses entre el equipo de gobierno socialista y la oposición sobre la forma de afrontar la reforma (si hacerlo en varias fases y licitaciones, o de golpe), Balcells señala que «siempre da más garantías una adjudicación única, pero eso requiere que el Ayuntamiento cuente con la consignación económica previa».
El arquitecto catalán recuerda que cuando realizó el estudio sobre la piscina hace dos años, el alcalde de Laredo reconoció que este tema «era muy incómodo para él, porque su proyecto estrella era la rehabilitación de la Puebla Vieja, e invertir en la piscina trastocaba de alguna manera sus planes».
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