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Fue una tarde primaveral. Y pese a serlo, ayer lunes diluvió en algunas calles pejinas. Llovieron pétalos, por miles. Se precipitaron al paso de la procesión de San Antonio en el día de su festividad. Una tradición que hunde sus raíces siglos atrás, y que fue rescatada por la Agrupación Cultural y Musical Panchoneras de Laredo en el año 2017. La novedad de esta edición estuvo en la propia talla del santo, que volvió a procesionar más de ochenta años después de su última salida a las calles pejinas. La figura había sido profanada durante la Guerra Civil y sufrió tales daños que impidió su retorno a las calles. El acierto de la pintora Isabel Camino Rentería, y del escayolista Ángel Alonso, obró el pequeño milagro de una restauración impecable. De ahí que muchos de los devotos del santo, entre ellos el director del coro, Fonso Oruña, no pudieran contener su emoción.
La celebración arrancó a las 19:00 horas en la iglesia de San Francisco, bajo la atenta mirada de las Madres Trinitarias, que asistieron a uno de los oficios más multitudinarios que asoman en su convento de clausura a lo largo del año. El párroco Juan Luis Cerro ofició una entrañable misa mayor, en la que ponderó el valor de la oración «para encontrarnos con ese Dios amor que viene a nuestras vidas». Además, explicó la tradición de regalar el pan de San Antonio, que tiene lugar en muchas iglesias franciscanas. La costumbre hunde sus raíces en el milagro producido cuando un niño cayó en un pozo. La madre, desesperada, invocó la ayuda del santo, e hizo una promesa: si su hijo salvaba la vida, donaría a los pobres el peso del niño en pan. El pequeño se salvó. Y ahí arranca esa devoción de «compartir el pan de los pobres». En cuanto al por qué de la devoción al santo entre los pescadores, el sacerdote atribuyó el mérito a los propios frailes, que ya desde el siglo XVII hicieron proselitismo por el de Padua.
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A las 20:00 horas la procesión abandonó el templo, encabezada por los virtuosos danzarines del Grupo de Danzas Virgen de Palacios, de Voto, con el refuerzo de Los Ventolines de Laredo. El santo, llevado en andas por integrantes de Las Panchoneras, encabezó la manifestación popular presidida por el clero junto a la alcaldesa, Charo Losa, y varios miembros de su corporación. Ya desde el comienzo se registró una intensa lluvia de pétalos, que no cesó durante todo el recorrido. Los peculiares chubascos florales arreciaron al paso por calles como la del Espíritu Santo o la del Revellón. Así como por la subida de la plaza Cachupín hacia San Francisco. Fue imposible ponerse a salvo de tan colorista e inofensivo aguacero.
Uno de los momentos más esperados fue el giro del santo hacia la mar, en la confluencia de las calles López Seña y Menéndez Pelayo, punto desde el que se accede a la zona portuaria. Porque San Antonio gozó siempre de gran devoción entre los pescadores de la villa. A él le encomendaban sus plegarias para obtener buenas capturas en plena costera del bocarte. Algunos echaron en falta la sonora traca que, según narran las crónicas, recogidas por Noé del Río en su libro 'El Ciclo Festivo Anual', sonaba con estruendo en honor al santo. A cambio, la megafonía dispuesta por el recorrido reprodujo en bucle una melodía más amable que el estruendo de los cohetes de homenaje a San Antonio. En las distintas paradas varios mozos lanzaron vivas al santo, que fueron coreados por los congregados.
El regreso a la iglesia-convento de San Francisco culminó una procesión que dejó escenas muy emotivas ante la mirada desconcertada de peregrinos extranjeros que a esas horas reposaban en el exterior del albergue adosado al templo. La más pequeña de las danzantes fue izada sobre los arcos de ramos y lanzó vivas a San Antonio y a Cantabria. Los dos artífices de la restauración se fundieron en un cariñoso abrazo ante una talla que parecía sonreír agradecida. Llegó entonces el momento de las fotos para inmortalizar una jornada en la que los más mayores rescataron sus recuerdos de niños. La celebración abrió los actos conmemorativos del 25 aniversario de la coral Panchoneras de Laredo, que mañana inaugurarán en los bajos del viejo Ayuntamiento una exposición fotográfica que abarca toda su trayectoria.
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