Miguel del Río venció a ‘los ‘invencibles’ en el torneo de Ruesga

El juego que desarrolló Miguel en todo el campeonato, asombró a todos los asistentes que se dieron cita en la bolera de Matienzo. Ni siquiera los mejores jugadores del momento y de los últimos años José Antonio Cano y Joseba Cedrún, pudieron seguir los registros marcados por el laredano.

El gran dominador de la modalidad en los últimos años, Cano, tuvo un pequeño fallo en la primera mano, pero tirando de casta se repuso y realizó una jugada casi perfecta en la segunda con 1660 bolos, lo cual llevaba a pensar que otra vez acabaría imponiendo su ley al final de la contienda, y "metiendo presión" a Cedrún y Miguel, que esta vez no se intimidaron, ya que el vasco realizó una excelente jugada de 1620 bolos, pero, mejor aún, el joven laredano destapó el tarro de las esencias y consiguió cerrar las 8 bolas de 210 de una forma espectacular, un extraordinario registro en una de las boleras más ‘duras’ del momento. No se quedaba muy atrás Sergio Ortíz, otro joven fenómeno, éste de Gibaja, que juega en el equipo de Ojébar y que acabaría finalmente cuarto clasificado.

Volvió a apretar Cano con 1630 bolos en semifinales. Joseba Cedrún, actual campeón de España, cumplió con el difícil envite y se coló en la final por tan solo 10 bolos sobre el de Carranza, mientras Miguel siguió sólido en su juego como si fuese un jugador veterano, no tuvo problemas y, gestionando bien su ventaja anterior, sus 1590 bolos le sirvieron para acceder en cabeza a la final, con 100 bolos de ventaja sobre Cedrún.

El campeón de España comenzó fuerte y consiguió rebajar a 80 bolos la ventaja en las dos primeras bolas, pero a partir de ahí, la ventaja no hizo más que aumentar hasta los 130 que fue la diferencia final del torneo. Miguel volvió a asombrar en la final con bolas de ensueño y venció con todo merecimiento a los invencibles Cano y Cedrún. No se podía pedir más a una mañana extraordinaria de pasabolo, de la cual pudieron disfrutar los que allí se dieron cita y que augura, para muchos de los aficionados presentes, un futuro relevo generacional en esta modalidad deportiva tan implantada en la comarca oriental de Cantabria.